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Todo sobre la masonería en Cuba durante el siglo XXI

Jugó un papel crucial en las luchas independentistas de Cuba y la importancia de sus grandes líderes, la masonería sobrevive en la isla en pleno siglo XXI con el reto de reclutar nuevas generaciones y renovarse en cuanto a su misión. Cumplió 158 años de historia en el país.



En la actualidad, existen alrededor de 27.200 masones en Cuba, repartidos en 320 juntas en toda la isla, donde todos los municipios poseen al menos una, lo que representa que «la masonería está presente en cada rincón del país», indicó a Efe el diputado gran maestro de la Gran Logia de Cuba, Ernesto Zamora.

La cifra refleja una constante recuperación, pero presentando altibajos: de los 34.600 masones que existían en Cuba antes de llegar la Revolución, luego de los años quedaron 13.200, debido a que muchos huyeron del país por miedo ser perseguidos por formar parte a esa sociedad secreta con poder monetario.

Sin embargo, en la actualidad, Zamora -candidato a Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba para el próximo año- asegura que existe una relación «cordial y respetuosa» entre la masonería y los órganos de Estado, a través de la Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista de Cuba.

Zamora defiende que la misión principal de la masonería es «disipar la ignorancia, combatir el vicio e inspirar el amor por la humanidad», valores que no colisionan con la política, porque la institución tiene por norma no inmiscuirse en esos asuntos y «respetar gobierno y el sistema en el que se encuentran».

No obstante, hace siglo y medio, cuando llegó la masonería al país, las logias eran más que instituciones filantrópicas y fraternales: ya que eran foros políticos que difundieron el tríptico de «libertad, igualdad y fraternidad» de la Revolución Francesa e impulsaron una acción política de ese modo.

«Si persiguen la masonería, están persiguiendo la historia de Cuba», apuntó Zamora, ya que los grandes próceres independentistas de la isla como Carlos Manuel de Céspedes -el padre de la patria-, Máximo Gómez o Antonio Maceo pertenecieron a la institución y fue en ella donde se forjaron como luchadores por la independencia de España.”

Estas tres figuras históricas añadían a sus firmas tres puntos en forma de triángulo, que se traducía a su afiliación a los masones. Pero por su parte, no lo hizo así “el héroe nacional” José Martí, por lo que su supuesta participación en la masonería quedaba entre dicho, hasta que documentos encontrados lo afirmaron.

Martí, quien fue líder intelectual en la independencia que trató de agrupar todas las tendencias políticas en un solo partido, inició a formar parte de la masonería durante su destierro en España, en el Madrid de 1871.

Hace unos diez años, tras el hallazgo de los archivos de la Logia Fernandina de Jagua, en la ciudad cubana de Cienfuegos, se encontró el expediente que reconocía el grado de Martí como «maestro masón» junto con su firma con tres puntos, corroborada por el análisis grafológico.

Tras ese hallazgo, los masones cubanos declararon a Martí «ilustre y meritísimo miembro de la orden masónica en Cuba» y cerraron esa cuenta pendiente de la historia.

«La masonería ha estado presente en todos los eventos culturales y políticos del país como la lucha por nuestra independencia, y todas las figuras relevantes de nuestra historia han sido masones», recalcó José Ramón Viñas, soberano gran comendador del Supremo Consejo del Grado 33 en Cuba.

Viñas, encargado desde hace tres años en Cuba sobre todos los grados masones desde el 4 hasta el 33 (rango más alto), admite que a pesar de su importante papel en la masonería, tras el triunfo de la Revolución fueron señalados con frialdad por parte de las logias, tanto que temieron perder su influencia.

«El nuevo sistema también acogió con frialdad a los masones, ya que muchas revoluciones en el mundo se han fraguado en el seno de la masonería», explicó Viñas.

Los ingleses, quienes ocuparon la Habana durante once meses en 1762 -consecuencia del Pacto Borbónico entre España y Francia-, fueron los encargados de introducir “la semilla masónica” en la isla, junto a una logia militar, llamada El Templo de las Virtudes Teologales.

«Con ellos vino una corriente de librepensamiento que despertó los anhelos de libertad de muchos cubanos», contó Ramón Viñas, presidente de la Academia Cubana de Altos Estudios Masónicos.

Tiempo después, los colonos franceses que emigraron desde Haití a finales del siglo XVIII fundaron las primeras células en territorio cubano, que fueron las precursoras de las primeras conspiraciones contra la Corona de España.

El pasado 5 de diciembre la masonería cumplió 158 años de fundarse en Cuba y en pleno siglo XXI ha encauzado su misión hacia obras sociales, como el asilo de ancianos masónico de Llansó, ubicado en la capital cubana.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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