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Cinco diferencias entre el cubano y el resto de los emigrantes

A pesar de que todo el mundo ve solo su pedacito, la inmigración es un fenómeno mundial, y no un problema que afecta de manera independiente a la sociedad cubana; aunque está claro que los cubanos llevan buena cifra entre los emigrantes del mundo, además de ser, entre todos, los más ruidosos.



Existen varios aspectos que son comunes entre los emigrantes, que crean un lazo fraternal entre ellos, y los identifica independientemente de su origen, nacionalidad, cultura o religión. Estas similitudes no son más que las cosas a las que han tenido que renunciar, hogar, familia, costumbres, amigos… Pero existen, también, grandes diferencias, que radican, sobre todo, en la manera de enfrentar la vida, y la forma de cubrir estas carencias.

Ahí  es donde  comienzan  a  acentuarse  los  contrastes entre los  cubanos  y el resto de  los emigrantes, pues  si  cada  emigrante emprende un camino, el  cubano por su parte emprende  dos,  o tres… y  no  es que  sea  más  ambicioso que  los  demás, es  simplemente precavido, pues  desde  pequeño se acostumbró  a ello: a buscar  alternativas cuando tenía   que  hacer dos  colas en  coppelia para  tomar  helado, o  cuando  en los  noventa, las  hamburguesas  se vendían  por carnet de  identidad.

Otra gran diferencia es que el cubano ha tenido que hacer de todo durante su vida, y por eso no se asusta, no se impresiona con nada, no le parece degradante ni ridícula ninguna oportunidad, porque valora el hecho de tenerla, y la provecha para salir adelante. De todas formas, si ya tuvieron que “lucharla” en Cuba, ¿qué cosa habrá que no puedan hacer?

Existen varios aspectos que son comunes entre los emigrantes, que crean un lazo fraternal entre ellos, y los identifica independientemente de su origen, nacionalidad, cultura o religión. -twitter.com

La tercera, y una de las más importantes diferencias, es que casi todo el mundo valora los gastos que puede tener con su salario; el cubano no, más bien, valora los gastos que le son necesarios, y luego se mata trabajando para juntar el dinero que los cubra.

Dejar atrás a la familia supone un vacío sentimental para los emigrantes. La incertidumbre de no saber cuándo volverán a verse los aleja poco a poco y el vínculo entre se va deteriorando con el tiempo.

Con el cubano pasa distinto, y no es que no extrañe, “el gorrión” del cubano es de temer, pero se sobrepone a ello de una manera práctica, optimista, y, aunque le cueste un dineral, llama a Cuba todos los domingos.

La quinta diferencia entre los cubanos y el resto de los emigrantes, es una de las características que más pesan en la personalidad de los nacidos en la Isla:  esa chispa que los hace seguir adelante a pesar de las dificultades.

          

Escrito por | Redacción TodoCuba

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