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Seis formas cubanas de aprovechar un plátano burro

Hasta la llegada del Período Especial a Cuba el plátano burro fue el más “burro” de los plátanos. Se le consideraba comida para puercos y ningún cubano que se preciara de serlo se atrevía a ponerlo en su mesa. Pero cuando el hambre aprieta la moral afloja y de la noche a la mañana se convirtió en pan de cada día. Algunos graciosos hasta juran que se los dieron de comer a los leones del Zoológico de 26 en La Habana.



Poco a poco el burro se fue imponiendo en el panorama culinario cubano y al día de hoy es, sino el más popular, el que con más frecuencia se encuentra en las tarimas de los mercados y las carretillas de los cuentapropistas.

Tanta abundancia de burro, agudizó el ingenio y hoy se puede escribir una enciclopedia con todos los usos que los nacidos en la mayor de las Antillas dan al que fuera el más marginado de los plátanos. Aquí les van algunas:

Pienso: Aunque se ha “humanizado”, el burro no ha dejado de ser un excelente alimento animal. A él se debió en buena medida que los puercos engordaran en los momentos más terribles del Período Especial.

Cercas para pollos: Cuando a los guajiros se le empezaron a escapar las gallinas (o algunos entraron a cogérselas, que también pasó) se les ocurrió la más ingeniosa de las soluciones. Sembrar matas de plátano burro en los perímetros. Se acabaron los pollos fugados.

El plátano burro es el que con más frecuencia se encuentra en las tarimas de los mercados y las carretillas de los cuentapropistas

Comida de gallinas: Las gallinas cubanas estaban muy mal acostumbradas por los capitalistas: sólo querían comer arroz y maíz. Cuando apretó el hambre en los campos y nadie alimentaba a los pobres pollos con estos granos, las susodichas aves tuvieron que aprender a zampar las cáscaras de burro hervidas.

Híbridos criollos: Como el burro tenía mala fama, a algún inteligente se le ocurrió cruzarlo con los plátanos fruta. El híbrido les salió espectacular, porque tenían el sabor del fruta y el tamaño del burro (por suerte no fue al revés).

Compota: Una generación de cubanos creció con mermelada de plátano burro cuando desaparecieron las compotas de guayaba, mango y manzana de las bodegas. Ninguno se murió.

Carne vegetal: Cuando Cuba entera pareció volverse vegana a inicios de los años 90 del siglo pasado, el plátano burro se convirtió en el sucedáneo perfecto de la carne. Con cáscara y todo se convirtió en el más apetitoso bictec. Todo estaba en el adobo, tampoco era cosa de ser exigente.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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