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El Rincón Criollo: uno de los mejores lugares en que se comía en La Habana

Sin duda muchísimos habaneros, y sobre todo los que viven al sur de la ciudad, les va a parecer muy justo hacer alusión a uno de los lugares de La Habana donde mejor se comía y donde se pasaba el tiempo como si estuviera en una finca, con un aire puro y un ambiente relajado.



Santiago de las Vegas era un pueblecito donde se acaba lo que hoy es la Ciudad de La Habana, y unos cinco kilómetros más allá, está Bejucal, el famoso pueblo de la panadería y dulcería Los Pinos Nuevos y sobre todo de las Charangas de Bejucal. A mitad de camino entre estos dos pueblos, por el camino del Cacahual, unas alturas de donde se divisa la capital, y unos pocos metros antes de llegar al mausoleo donde yacen los restos del Titán de Bronce, Antonio Maceo, se encuentra el Rincón Criollo.

El puerco asado, típicamente criollo, tenía dos magníficos lugares en que se vendía, ambos en la carretera rumbo al Cacahual: El Rincón Criollo y La Tabernita. Otros preferían ir a la vecina Bejucal donde en muchísimos lugares se podía conseguir el lechón asado, los chicharrones, las masas de puerco, la jutía asada o en fricasé, el conejo y sobre todo terminar en Los Pinos Nuevos.

Cuentan los bejucaleños, que el 7 de diciembre, aniversario de la muerte en combate de Antonio Maceo y Panchito Gómez Toro,algunos habitantes de Bejucal iban en una especie de romería hasta el Cacahual, y entre ellos había quienes vendían puerco asado, en la llamada “fiesta del panteón”.

Y por supuesto en Santiago de las Vegas, la peregrinación al Cacahual los 7 de diciembre era una de las mayores tradiciones. Unos desfilaban por la carretera llena de curvas bordeando La Tabernita, y otros cortaban camino atravesando la Finca Pajarito, pero a lo largo de todo el trayecto, existían decenas de vendedores ambulantes, la mayoría ofreciendo pan con lechón. De una de esas mesas nació el que fuera después el famoso “Rincón Criollo” de Sindito Acosta. El lechón asado de Cindito, propietario del Rincon Criollo del Cacahual, solamente rivalizaba en calidad con los que traía la gente de Bejucal.

Pero Sindito, llamado Rudesindo Acosta, tenía la magia de la cocina, no solo con el puerco asado, sino que también se hizo famoso porque todo lo que preparaba era exquisito y también la gente quería sus tamales y sus buñuelos.

Así fueron apareciendo los restaurantes del Cacahual, si consideramos desde la base de la loma hacia el monumento, estarían : La Tabernita, El Rincon Criollo, Las Brisas y El Palmar, pero sin duda alguna, el mejor era El Rincón Criollo.

 

En Nochebuena, Santiago de las Vegas era una ciudad muerta, solo había celebraciones familiares, eso sí no faltaba en toda Cuba. Era una forma de respetar las tradiciones y hacer un pacto de honor con Bejucal, donde se celebraban en esos días la Charangas, para no opacarlas.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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