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Cómo hacer una deliciosa Vaca Frita cubana, el plato que miles de cubanos extrañan en sus mesas (+ Receta)

Los cubanos somos tan sui generis con la forma de denominar que utilizamos para algunos de nuestros platos, lugares y bebidas. Nombres que bien parecen salidos de una novela de García Márquez. Son tan singulares que hasta el más pinto del palomar se asombra.  Las Tetas de María Teresa o María la Gorda, paticruzado, ropa vieja… En fin, Serafín…



Bien podríamos estar aquí con un sinfín de nombres interminables y que si no naciste en la mayor de las Antillas, podrías pensar que estamos refiriéndonos al Club de la Comedia o grandes bacanales con la danza de unos indios caribes. Yo sí nací en la mayor de las Antillas y debo confesar que a pesar de esto último, la primera vez que escuché el nombre de vaca frita imaginé una gran vaca frita sobre una gigantesca mesa devorada por nuestras tribus aborígenes.

Ingredientes:

  • 1 kg de carne vacuna (falda o paleta)
  • 2 cebollas
  • 4 dientes de ajo
  • 2 limones criollos (lima en Europa)
  • 2 ajíes (pimiento morrón)
  • aceite de oliva
  • orégano
  • comino
  • pimienta negra
  • 1 ramillete de perejil
  • 1 hoja de laurel
  • sal
Vaca Frita

Preparación:

Cortar la carne en cubos de 8 cm aproximadamente manteniendo el pellejo.

Cocerla en olla de presión con orégano, pimienta negra en grano, la hoja de laurel, comino y un diente de ajo. Cuando ésta rompa a hervir, con 20 minutos es suficiente.

Cortar el ajo, la cebolla y los ajíes en juliana (tiritas). Cuando la carne tome temperatura ambiente, la deshilachamos con las manos por su propia hebra, deshaciéndonos de la parte del pellejo.

Calentamos una sartén con un buen chorro de aceite de oliva. Comenzamos sofriendo el ajo, la cebolla, los ajíes, el orégano, el comino y la carne. La sofreímos durante unos minutos para lograr un efecto crujiente dorado con las hebras. Ponemos sal y pimienta al gusto, terminando con el zumo de los limones.

Antes de servirla le colocamos perejil previamente cortado. El perejil no solo lo utilizo por estética y color, también le da un toque de frescura.

Los pellejos los mantengo, pues resulta que los trozos se mantienen mejor y así no se deshacen en la olla.

Los ajíes, es aconsejable utilizar distintos colores – no solo por estética, sino que diversifica los sabores.

El caldo, lo reservamos para sopas, salsas o simplemente para hacer un buen consomé con limón, viene de maravilla.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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