Casabe, el veneno convertido en manjar en Cuba

lunes, 25 de marzo de 2019

Muchos son los secretos que nos legaron las civilizaciones aborígenes que habitaron el caribe, desde sus más raros instrumentos de caza y de labores hasta los variados remedios y recetas alimenticias, pero ha sido sin dudas el casabe o como también le llamaban los conquistadores pan de los indios, por el uso que se le daba dentro de la población taína, uno de los que mayor curiosidad encierra.

No solo por constituir la reserva alimenticia fundamental de estas poblaciones sino por marcar un punto significante en su expansión y ser además utilizado como alimento fundamental en los viajes de conquista de América.

Era parte de su alimentación diaria, que les proveía junto con los otros alimentos que consumían lo que necesitaban para mantenerse y vivir sanamente.

Lo más relevante de este preciado alimento resulta quizás que su elaboración se basa en un veneno.

Pues sí, resulta que los nativos cultivaban una planta llamada yuca amarga a la cual le daban una significación importante dentro de rituales, la caza de animales y actos de suicido masivo para huir de la explotación, por constituir un veneno poderoso.

Pero sorprende aún más que el veneno, el proceso que hallaron nuestros aborígenes, desterrados de conocimiento alguno para convertirlo en un alimento completamente sano y descubrieron que la fórmula tenía su éxito solo cuando se sometía a más de 80 grados de temperatura de modo que esta planta va perdiendo los cianuros, componentes tóxicos causante del daño.

El hecho de lograr alimentarse de una planta tan venenosa y de haber descubierto la forma de inocuo el veneno que poseía, resultó sin dudas un gran ventaja para estas tribus y de esta forma se fue expandiendo la practica en todo el caribe insular.

La elaboración del casabe se basa en algunos pasos, primero hay que seleccionar las yucas que después de almacenadas eran sometidas a presiones en el sebucán donde se le exprimía todo el jugo o yare que resultaba venenoso y por último se colocaban sobre un burén o planchas de piedra caliente la masa en forma de galleta para ser dorada por ambas caras.

La llegada de los conquistadores los alimentos aborígenes se convirtieron también en base de su alimentación y paulatinamente con el paso del tiempo se diversificaron los cultivos introduciendo también nuevas formas y hábitos alimenticios, pero de lo que no cabe duda es que nada puso suplantar al casabe que alcanzó un auge significativo en esta etapa por constituir un alimento favorito durante los largos viajes.

Tanta fama obtuvo este alimento que llegó a convertirse en uno de los primeros productos a exportar en nuestro país donde también significaban lugares como mejores productores, por ejemplo se solía decir que el mejor casabe de occidente era el de Guanabacoa y destacaban Bayamo y Puerto Príncipe como los lugares de mayor producción y consumo.

Durante los siglos XVII y XVIII el casabe ya se sustituía por el pan y la galleta y en el siglo XIX llegó a formar parte indispensable para acompañar las comidas en las casas de la ciudad.

De igual manera destaca la importancia de este alimento en las guerras de independencia de nuestro país no solo por la fácil elaboración sino por su perdurabilidad lo que permitió que se convirtiera en un alimento frecuente en las maniguas cubanas.

En Cuba hay regiones que mantienen aún la tradición, en Bayamo y Camagüey por ejemplo aún se suele escuchar algún vendedor pregonando el alimento aunque si de calidad se trata resultan ganadores los que se elaboran en Jiguaní y en el Padrón, en los que existen fincas que dedican su cultivo a la planta que da origen a este sustituto real del pan.

Sin duda alguna resulta relevante la conversión de lo toxico a lo tradicional, sabroso y perdurable en el tiempo de este alimento, a lo que se suma su capacidad de combinación en la mesa del cubano y además la posibilidad de elaborar también platos dulces.

Todo ello a hecho que este preciado alimento siga vigente después de más de cinco siglos.

No pierda la oportunidad de probarlo.

Este alimento solo o acompañado es una buena alternativa para acompañar las comidas o para complementarla, combinado con diferentes recetas y rellenos que lo hacen divino y especial.