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Así nos gusta comer a los cubanos…

El cubano no concibe que en su mesa no haya por lo menos arroz, frijoles de cualquier tipo, carne y algo frito, con preferencia plátanos maduros o verdes y otros no renuncian a una buena ensalada, la más socorrida la de tomate o la de aguacate. Por supuesto siempre tiene que haber postre, si son criollos, mejor. Y no puede faltar el pan. Para el cubano unos buñuelos (hechos con malanga y yuca, fritos y con un almíbar de anís): unas torrejas rociadas con vino tinto por encima, un arroz con leche similar al español, bien espeso y con canela espolvoreada, unos cascos de guayaba con queso crema, un coco rallado con queso amarillo y otros similares eran la máxima aspiración.



Para el cubano la comida no tiene nada que ver con el clima. Por ejemplo unos platos exquisitos en Argentina como el locro y en México el pozole, solamente se comen en invierno porque son muy «calientes». En Cuba se come una fabada o un caldo gallego o cualquier otro potaje o sopa, aunque haya 35 grados de temperatura y eso provoque sudores extraordinarios. En este tema no se puede dejar de hablar del ajiaco criollo cubano con sus múltiples variantes, todas sabrosas. El Ajiaco es considerado el plato nacional de Cuba. Es un potaje o guiso de viandas y carnes.
Algunos historiadores opinan que un tipo de ajiaco, era ya consumido por los aborígenes cubanos (taínos y siboneyes) a la llegada de los españoles, debido al nombre, que proviene de la palabra ají, de voz indígena.

Otros historiadores argumentan el origen del ajiaco a la ciudad de Camagüey ya que existen referencias escritas de finales del siglo XVI (años 1501-1600) de que en la ciudad de Santa Maria del Puerto Príncipe (hoy ciudad de Camagüey) se hacia un Ajiaco colectivo para la celebración de Las Fiestas católicas de San Juan, el 24 de Junio, lo que hoy en día se mantiene como fiesta popular.

La famosa cocinera cubana Nitza Villapol, en su estudio de la comida cubana, expresa que el origen del Ajiaco fue el cocido español, combinado con las viandas cubanas.
Otros historiadores explican que la importancia de mantener a los esclavos en buena condición física, alimentándolos adecuadamente y a su vez hacerlo lo mas barato posible, hizo que los españoles tomaran como base la olla podrida (guiso espanol, original de Burgos en Castilla y León) y le agregaran las viandas locales y un pedazo de tasajo.

La máxima celebración gastronómica de un cubano es la mesa de nochebuena. Ahí se reune toda la familia y en la casa más pobre no faltaba este menú: frijoles negros, arroz blanco, Lechón asado con mojo criollo, yuca con mojo criollo, ensalada de lechuga, tomate y rabanito, turrones españoles de jijona, yema y alicante, nueces, avellanas, higos y dátiles, quesos, vino tinto y sidra. Y como  casi siempre no hay quien se coma ni tome todo el banquete pues al día siguiente se vuelve a la carga.

 

Escrito por | Redacción TodoCuba

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