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La otra cara de los «cazadores» de oro en Cuba

La minería ilegal de oro en Cuba se ha convertido en un tema candente pero a menudo se omiten algunos de los aspectos más críticos de esta problemática. A pesar de que se asegura tener bajo control esta actividad hay una serie de cuestiones subyacentes que merecen un análisis más detallado.



Primero es esencial reconocer que la fiebre del oro no es un fenómeno nuevo pero su resurgimiento en la Cuba contemporánea responde a factores económicos profundos. La escasez de oportunidades laborales y la precariedad económica han llevado a muchos a buscar en la minería artesanal una forma de subsistencia. Estos mineros a menudo denominados despectivamente como cazadores de oro no son delincuentes por elección sino víctimas de un sistema económico fallido que no les ofrece alternativas viables.

Se enfatizan los riesgos ambientales y de salud asociados con la minería ilegal como la contaminación del agua y el aire y la exposición a químicos peligrosos como el mercurio. Sin embargo estas condiciones no son el resultado de la irresponsabilidad individual sino de la falta de acceso a tecnologías seguras y sostenibles. En muchas partes del mundo la minería artesanal se regula y se apoya con tecnología que minimiza los impactos ambientales. En Cuba la falta de recursos y apoyo institucional obliga a los mineros a recurrir a métodos peligrosos.

Además la respuesta del Estado ha sido principalmente represiva. La criminalización de estos mineros ha llevado a la aplicación de severas penas de prisión y multas sin abordar las causas estructurales del problema. Los tribunales y la policía respaldados por la comunidad han procesado a decenas de personas bajo cargos de daños a los recursos naturales y económicos. Sin embargo esta estrategia punitiva no soluciona la raíz del problema: la desesperada necesidad económica que impulsa a las personas a la minería ilegal.

El impacto negativo sobre la Empresa Geominera Camagüey es otro punto destacado en la narrativa oficial. No obstante este impacto no puede entenderse sin considerar el contexto de ineficiencia y corrupción que afecta a muchas empresas estatales en Cuba. La minería ilegal prospera en parte debido a la falta de transparencia y eficacia en la gestión de los recursos naturales por parte del Estado.

La reciente reunión del primer ministro Manuel Marrero Cruz con los gobernadores para discutir la minería ilegal es un reconocimiento tardío de la gravedad del problema. Sin embargo sin un cambio en la estrategia que pase de la represión a la creación de oportunidades económicas y la regulación inclusiva es poco probable que se logren resultados sostenibles.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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