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Winston Churchill

Winston Churchill, el Hombre del Habano, estuvo dos veces en Cuba

Winston Churchill, el hombre del eterno habano en los labios, y una de las figuras más importantes en la historia visito en dos ocasiones la Isla de Cuba, por razones muy distintas.

La primera vez que Churchill llegó a Cuba fue en noviembre de 1895. Era entonces un joven suboficial de caballería de sólo 20 años y arribaba con el afán de ganar experiencia en el arte de la guerra, pues desde hacía unos meses los cubanos habían reanudado su guerra de independencia contra España y ya se respiraba el olor a pólvora en los campos de la Isla.



Como observador el joven Winston Churchill se sumó a una columna española en operaciones que salió de la plaza fuerte de Arroyo Blanco en la otrora provincia de Santa Clara. Junto a los españoles el subteniente del Imperio Británico estuvo presente en varios combates contra los cubanos e incluso vio la muerte de cerca cuando una bala alcanzó a su caballo y otra le pasó muy cerca de la cabeza.

En realidad Churchill, que fue recibido en La Habana por el mismísimo capitán general Arsenio Martínez Campos, no participaba en los combates contra los cubanos. Su papel era, estrictamente, el de observador, pues como el mismo escribiría en sus memorias su papel era estrictamente el de observador y nada tenía que ver en las “querellas” entre criollos y españoles en las que no podía tomar parte salvo para defenderse.

Observador agudo a pesar de su juventud, Churchill se dio cuenta – y así lo reflejó en sus memorias – del estado del ejército de España y de lo que representaría para los españoles la pérdida de Cuba.

En Cuba, comenzó Churchill a formarse como corresponsal de guerra, analista y estratega; y descubrió su gusto por el ron y sobre todo por los tabacos cubanos, una afición que le acompañaría toda su vida.

Con el paso de los años el futuro premier británico aumentaría su experiencia militar como soldado activo en la India y Sudán y continuaría trabajando como corresponsal de guerra. Posteriormente su trayectoria política le convertiría en uno de los hombres decisivos en la resistencia y posterior victoria contra el nazismo.

Precisamente, ya lograda la victoria contra el Eje, en febrero de 1946, un anciano Churchill volvería a caminar por las calles de La Habana en una visita protocolar a una Cuba ya libre, que se deshizo en atenciones con el que ya era – a diferencia del oscuro militar de cinco décadas antes – una verdadera leyenda viviente.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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