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¿Vida privada? Los entresijos familiares del fallecido Fidel Castro que pocos conocen (+ Fotos)

El fallecido expresidente cubano Fidel Castro prefirió siempre mantener su vida privada bien lejos del foco mediático. Había en esta decisión obvias necesidades de seguridad, pero también de sentido político, porque en el fondo tampoco tenía mucho de lo que enorgullecerse.

Su propia familia, como casi todas las familias cubanas, fue víctima del terremoto político que él mismo provocó cuando decidió llevar a Cuba al regazo del comunismo y la tutela de la Unión Soviética.



Raúl Castro, su hermano menor y más cercano colaborador permaneció con él hasta el final; pero su hermana Juana se exilió en los Estados Unidos y en alguna entrevista llegó incluso a llamarle monstruo. Fidel y Juana Castro no se hablaron en más de cuarenta años; prueba fehaciente del abismo que su Revolución abrió entre los cubanos.

Raúl Castro, su hermano menor y más cercano colaborador permaneció con él hasta el final

Fidel Castro Díaz – Balart, “Fidelito”, hijo de otra exiliada, la primera esposa de Fidel, Mirta, permaneció también junto al fallecido líder, a pesar de los encontronazos y la humillación pública que le hizo pasar su padre cuando le achacó el fracaso del proyecto de la central nuclear de Juraguá. Sin embargo, otra de sus hijas, Alina Castro, quien residía en Miami, fue una de las más feroces críticas de su propio padre.

Sólo cuando Fidel Castro cayó enfermó y dejó de controlar directamente la política del país, fue que su vida privada comenzó a trascender. Los cubanos observaron atónitos por primera vez a Dalia Soto del Valle, la segunda esposa del exmandatario y madre de sus cinco hijos más jóvenes.

Llevaban juntos desde los años 60, cuando Fidel Castro la conoció en la región de Trinidad, pero no se casaron hasta la década del 80, cuando falleció Celia Sánchez, que según algunos biógrafos del exmandatario, fue la mujer de la vida de Fidel y la que más influencia ejerció siempre sobre él.

Fidel Castro Díaz – Balart, “Fidelito”, hijo de otra exiliada, la primera esposa de Fidel, Mirta, permaneció también junto al fallecido líder

No es de extrañar entonces que Dalia haya permanecido a la sombra, nunca haya actuado como primera dama, y las cámaras de la televisión no la hayan mostrado hasta que su esposo dejó el poder.

Antes que con Dalia Soto del Valle, Fidel Castro estuvo casado como Mirta Díaz Balart de la que se divorció a mediados de la década de 1950. Fidel andaba a las greñas con su familia política, pues el hermano de Mirta era funcionario del gobierno de Fulgencio Batista. Razón por la cual la expareja sostuvo agrias discusiones sobre el futuro del hijo que tenían en común. Finalmente Fidel se quedaría con él y lo enviaría a estudiar a la Unión Soviética.

Cuando aún se encontraba casado con Mirta, Fidel Castro vivió un apasionado romance con una hermosa mujer casada llamada Natalia Revuelta. De esa relación nació Alina que, a diferencia de Fidelito, no perdonó a su padre los agravios infligidos y en 1993 escapó de Cuba disfrazada y con un pasaporte español falso.

Antes que con Dalia Soto del Valle, Fidel Castro estuvo casado como Mirta Díaz Balart de la que se divorció a mediados de la década de 1950

En el exilio Alina escribió “La hija de Castro: memorias del exilio de Cuba”, libro en el que ponía a caldo a su padre y a todo el clan de los Castro. Hasta a los familiares que estaban enemistados con el entonces presidente cubano les sentaron mal las “indiscreciones” de Alina y Juana Castro, por ejemplo la demandó ante los tribunales españoles (un pleito que por cierto ganó).

Fidel Castro fue, en términos generales, un hombre poco familiar. Vivía obsesionado con el poder y nunca les prestó suficiente atención a sus hijos… De esto se encargó siempre su hermano Raúl que atendía, además de a los suyos a los de Fidel.

No es de extrañar entonces que Dalia haya permanecido a la sombra, nunca haya actuado como primera dama

Sin embargo, como la sangre es siempre más espesa que el agua, cuando Fidel Castro fue operado de urgencia en 2006 y estuvo al borde de la muerte, Juana Castro, que siempre había hablado horrores de él, se negó a festejar junto a los otros exiliados de la Florida.

“Es mi familia, es mi hermano…” dijo entonces a AP. Y con eso lo dijo todo.

 

 

Escrito por | Redacción TodoCuba

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