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De toros, plazas y toreros en Cuba

Cuando uno dice corridas de toros lo primero que le viene a la mente es España, pero algunos olvidan que Cuba antes de 1898 era la principal colonia de ese país. Siendo colonia española y la alta sociedad de esos años estar compuesta por españoles, era casi imposible no pensar que esos emigrados no quisieran traer sus tradiciones y costumbres para «matar el gorrión» de la añoranza. Las corridas habaneras se remontan según datos existentes a más de 5 siglos y la primera plaza de toros fue construida en 1796 en la intersección donde hoy se encuentran las calles Monte y Egido. En el año 1818 se abrió una en la calle Águila y desde 1825 hasta 1836 se realizaron corridas en la Plaza de toros del Campo de Marte, donde se hoy se sitúa el Parque de la Fraternidad.



Grabado que muestra un corrida de toros en Cuba.

 

Interior de la primera plaza de toros que se construyó en Cuba y cerró tras un incendio que terminó por destruirla.

 

Había dos plazas de toros en la segunda mitad del siglo XIX que eran las preferidas por los amantes del ruedo. La primera era la Plaza de Toros de Belascoáin, se encontraba en la calle Belascoáin y bastante cerca del mar. Se creó en 1853 y estuvo en funcionamiento hasta 1897 cuando fue destruida por un incendio. En ella se realizaron numerosas corridas a beneficio de sociedades y gremios españoles. La otra era fue la Segunda Plaza de Toros de Regla, llamada así porque ya anteriormente en 1842 había existido una que tenía capacidad para seis mil espectadores y cerró sus puertas en 1855. Esta segunda plaza estableció desde sus inicios una competencia fuerte con la de Belascoáin y funcionó hasta 1899. Era muy muy popular entre los españoles porque en ella se realizaron funciones durante la guerra de independencia cubana de 1895, en las cuales participaron mujeres. En esta ofreció muestras de su arte al público, en enero de 1898, el famoso Mazzantini el torero. Sin embargo la de Belascoáin, también llamada Plaza de Toros de La Habana, era la que atraía mayor publico los domingos, que era el día que funcionaban todas, al ser la única que en ese momento se encontraba dentro de los limites urbanos de la capital de la colonia. Al contrario de las vallas de gallos, en las plazas de toros se dejaba entrar mujeres y niños y las apuestas no estaban permitidas.

Fotografía de 1898 del interior de la Plaza de Toros de La Habana.
Fotografía de 1898 del exterior de la Plaza de Toros de Carlos III, se encontraba ubicada en las esquinas de las calles Carlos III e Infanta.

 

El horario más habitual de las corridas era la tarde en un horario intermedio entre la pelea de gallos (mañana = afluencia de todo tipo de público masculino) y la ópera (noche = actividad reservada a las élites). En las mañanas muchas veces se abrían las puertas de ruedo para realizar una corrida llamada Toro del Aguardiente, en ella se permitía que todo el que quisiera entrarse a la arena a torear con novillos. Curiosamente se le llamaba así porque la gran mayoría de los que entraban venían algo pasados de tragos.  Ya a finales del siglo XIX la plaza de toros comenzó a perder popularidad por la aparición y rápido desarrollo de otro entretenimiento: El Béisbol. Estas corridas terminan de desaparecer por prohibición del gobierno norteamericano en su periodo de ocupación en Cuba.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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