¿Cómo se celebraba la nochebuena en Cuba?

sábado, 7 de octubre de 2017

En Cuba la nochebuena siempre fue un asunto serio. Por eso las cosas se tomaban con calma: El lechón se sacrificaba desde el día 23; se abría, se limpiaba y, con mucho cuidado, se recogían las tripas y demás vísceras para poder realizar el “velorio del mondongo” en la noche de la víspera. Preparar este mondongo era todo un ritual que se acompañaba con abundante bebida hasta altas horas de la madrugada.

Por supuesto que el plato fuerte de la cena de nochebuena era el lechón asado. Aunque existían varias formas de prepararlo la más tradicional era la “puya”, que daba a la carne un sabor especial; sobre todo, según decían, cuando el puerco estaba criado con palmiche.

Para acompañar se cocinaba además, arroz blanco, frijoles negros o sopa (una tradición que se fue perdiendo en Cuba con el paso de los años) y una ensalada, preferiblemente de lechuga. Se asaban también plátanos machos y se servía pan para “mojar” o “empujar”. Por mucho tiempo, en las regiones de Cuba donde la harina de castilla no llegaba con regularidad en vez de pan se servía casabe.

El vino preferido era el español que, aunque era el más barato, cortaba bien la grasa y evitaba la indigestión. Las golosinas más gustadas eran los turrones que se importaban siempre de España. Incluso, cuando se comenzaron a fabricar aquí y vender a más bajo precio, hasta la gente más pobre hacía el sacrificio y ahorraba para comprar “el de Jijona”.

En torno a la mesa se reunía en la noche del 24 de diciembre toda la familia – pues la nochebuena fue siempre en Cuba un evento familiar – y tras compartir la comida se visitaban las casas de los amigos y se volvía a beber y yantar.

Ya al día siguiente la gente se tiraba a la calle a cantar y bailar. Los Músicos populares iban de casa en casa llevando su arte, quedándose siempre más tiempo en aquellos lugares donde les agasajaban con mejor bebida o comida o les entregaban un buen aguinaldo.