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Santiago de Cuba, la historia de un nombre

Era 1515 y Diego Velázquez nombraba Santiago al núcleo de población que fundaba la villa cubana. En la historia del descubrimiento del “nuevo mundo” por los españoles muchas ciudades fueron bautizadas así en honor al apóstol católico.



Santiago, el Mayor, era el beato preferido por los ocupantes; el primero en predicar el evangelio a los habitantes de Hispania. Aunque su nombre no era tal, sino Iacob. Resulta que los españoles en sus batallas contra los moros gritaban: “Sant Iacob, ayúdenos”. Y de tanto repetir esas palabras quedó Santiago.

Fernando II, su majestad católica, pertenecía a la orden de este nombre y el primer gobernador de Santiago de Cuba sentía especial devoción hacia el santo. Cada 25 de julio se celebraba en la villa el onomástico, la imagen del evangelista era llevada del ayuntamiento a la catedral, donde la recibía una representación del cabildo eclesiástico.

Los primeros escudos de armas de Santiago de Cuba reflejaban su imagen, aunque con el paso del tiempo la veneración de los habitantes criollos cambió su deidad a la Virgen de la Caridad del Cobre. Uno de los pocos vestigios que se conservan en la ciudad es una escultura del patrón de España en el museo Emilio Bacardí.

Más allá de la memoria histórica Santiago, el cristiano, no quedó arraigado en la fe de los habitantes al oriente de la isla, pero la isla sí se quedó con Santiago, la segunda ciudad de tal nombre en América.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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