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¿Sabías que uno de los castillos franceses más conocidos perteneció por a una familia de cubanos?

El imponente castillo de Chenonceau que se construyó en 1513 en el valle del Loira y que es uno de los más famosos de Francia perteneció a los Terry, una de las familias más poderosas de la ciudad de Cienfuegos en la mayor de las Antillas.



El castillo fue comprado por José Emilio Terry Dorticós en 1891, quien un lustro después se lo vendió a su hermano Francisco. A la muerte de este fue heredado por su hija, quien en 1913 lo vendió a la Henri Menier, un empresario chocolatero, cuyos descendientes han mantenido la propiedad hasta hoy.

Los Terry llegaron a Cuba desde Caracas alrededor de 1830 y se asentaron en la recién fundada villa de Cienfuegos, donde el patriarca de la familia Tomás Terry Adán levantó una fortuna colosal que lo convirtió en uno de los cinco hombres más ricos de América. Tomás Terry fue hábil comerciante, empresario azucarero, prestamista y negrero.

A su mecenazgo y el de sus descendientes se debe en gran medida el esplendor arquitectónico de la ciudad de Cienfuegos.

Al comenzar la Guerra de los Diez Años en Cuba, casi todos los Terry abandonaron Cuba. Unos se establecieron en Nueva York, pero la mayoría escogió residir en París.

Como los Terry eran inmensamente ricos, rápidamente se casaron con algunas de las familias más aristocráticas de Europa y adquirieron títulos de nobleza.

Las familias francesas más distinguidas quedaron emparentadas con los Terry que para demostrar su estatus adquirieron enormes y lujosas propiedades entre ellas el castillo de Chenonceau.

En él pasó su niñez el arquitecto, diseñador y paisajista Emilio Terry, hijo de Francisco, quien crearía en Francia el estilo conocido como Louis XIX. Como además era inmensamente rico, trabajaba a placer y sólo aceptaba los encargos de las familias más ricas con las que se codeaba. Como siempre hicieron los Terry.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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