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¿Sabías que los leones del Prado se fundieron con el bronce de los cañones que cerraban la bahía de La Habana?

En la segunda mitad del siglo XVII los españoles colocaron una gruesa cadena de lado a lado de la entrada de la bahía de La Habana con el objetivo de impedir la entrada al puerto de corsarios y piratas. Esa cadena se unía a varios cañones de bronce que, en puntos opuestos del canal de entrada a la rada, servían de puntos de amarre.

El uso de la cadena estaba sincronizado con la hora en que se cerraban y abrían las puertas de la ciudad. Un cañonazo avisaba a los vigías sobre el momento en que se debía recoger la cadena y otro a las 9:00 de la noche el momento en que se debía tender. Si algún navío español llegaba pasada esa hora a la entrada de la bahía debía esperar al día siguiente en que se abriera a la navegación el canal.



La barrera de hierro que fue conocida como Cadena de Tozas fue la que en 1762 trató de impedir el paso a la bahía a los navíos ingleses que atacaban a La Habana. En ese momento demostró ser totalmente inoperante, pues una vez vencidas las fortalezas de la entrada de La Habana no sólo no pudo impedir que los buques ingleses invadieran la rada; sino que imposibilitó la huida de la flota española surta en el puerto.

Se desconoce que fue de la pesada cadena. Posiblemente haya terminado en el fondo de la entrada de la bahía y ahí descanse todavía.

Los cañones que le servían de amarre, por el contrario, cuentan que fueron utilizados por Carlos Miguel de Céspedes, ministro de Obras Públicas del general Gerardo Machado para fundirlos y dar forma a los ocho célebres leones del Paseo del Prado que rugen imponentes en una de las más conocidas calles de la ciudad de La Habana.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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