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Rolando Sarraff Trujillo, el misterioso espía de la CIA que estaba prisionero en Cuba y que fue parte del intercambio de agentes entre Obama y Raúl Castro

Del sorpresivo anuncio de acercamiento entre Estados Unidos y Cuba en el año 2014 surgió otro misterio: el del espía cubano que trabajaba para la inteligencia estadounidense, liberado este miércoles tras permanecer casi 20 años prácticamente olvidado en las prisiones de la isla.



La puesta en libertad de este agente cubano, cuya misma existencia era un misterio, fue anunciada por Washington tras la liberación del estadounidense Alan Gross, un contratista del Departamento de Estado que estuvo encarcelado en Cuba cinco años, y de tres espías cubanos presos desde fines de los años noventa en Estados Unidos.

“A cambio de los tres agentes cubanos, Cuba liberó a uno de los más importantes agentes de inteligencia que Estados Unidos ha tenido en Cuba, y que ha estado en prisión por cerca de dos décadas”, dijo Obama durante su histórico discurso sobre el acercamiento entre Washington y la isla caribeña.

“Este hombre, cuyo sacrificio es conocido por unos pocos, suministró a Estados Unidos información que permitió el arresto de una red de agentes cubanos que incluía a los hombres enviados a Cuba así como otros espías en Estados Unidos, explicó Obama.

“Este hombre está ahora bajo nuestro resguardo”, se felicitó el mandatario.

La Dirección de Inteligencia Nacional (DNI) confirmó la liberación del agente y señaló que los detalles de la información que suministró se mantendrán de manera “confidencial”.

Sin embargo, todos los medios que cubrieron el insólito intercambio aseguraron que se trató de Rolando Sarraff Trujillo, un antiguo agente de inteligencia cubano que fue encarcelado en 1995 bajo cargos de espionaje en Cuba y sentenciado a 25 años de prisión.

Rolando Sarraff Trujillo fue el cuarto ‘topo’ incluido en los intercambios de agentes entre Washington y La Habana

La DNI reveló que la información suministrada por el agente «condujo a la identificación y condena de la analista de la agencia de inteligencia de Defensa (DIA) Ana Belén Montes (arrestada en 2001, ndlr), del ex funcionario del Departamento de Estado Walter Kendall Myers(detenido en 2009, ndlr) y su esposa Gwendolyn Myers».

En este ‘juego de espías’, del lado cubano existían cinco hombres: Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Fernando González y René González, acusados de espiar para La Habana detenidos en Miami en 1998. Los tres primeros fueron parte del intercambio y los dos últimos fueron liberados anteriormente.

Lo extraordinario de este hecho es que ha sido la primera vez que los dos países intercambian oficiales de inteligencia, llamados ‘ilegales’ porque jamás actuaron con cobertura diplomática. Pero también porque cuando en 1988 el Gobierno cubano emitió una serie de programas televisivos, una serie llamada ‘la Guerra de la CIA contra Cuba’ donde desveló la identidad de unos 60 presuntos agentes de inteligencia estadounidense, ninguno de ellos fueron arrestados o expulsados.

Según varias fuentes en Washington, el ‘topo’ de la CIA fue incluido en el intercambio porque Estados Unidos no consideraba que Gross haya sido un espía.

La información suministrada por el agente «condujo a la identificación y condena de la analista de la agencia de inteligencia de Defensa (DIA) Ana Belén Montes

No está claro cómo ni cuando comenzó exactamente a trabajar para los servicios de inteligencia estadounidense. Pero fue arrestado en 1995 y un año después condenado a 25 años de cárcel. Lo que sí se sabe con certeza es que las implicaciones de su trabajo se continuaron viendo más de 10 años después que la CIA le perdió la pista.

Según Chris Simmons, quien fuera jefe de la unidad de contrainteligencia cubana de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA, por sus siglas en inglés), perteneciente al Pentágono, Sarraff ha trabajado en la sección de codificación de comunicaciones en el Directorio de Inteligencia de Cuba y tenia un conocimiento total del sistema de comunicaciones utilizado por los espías cubanos en Estados Unidos.

Además de los códigos de los ‘beepers’, una sucesión de números con diferentes significados, los espías cubanos en Estados Unidos también recibían instrucciones de La Habana a través de emisiones radiales en onda corta, codificadas en grupos de cuatro dígitos o letras, que necesitaban ser codificados, una tarea, aparentemente asignada a Sarraff. Una vez que la inteligencia estadounidense recibió los ‘pads’ de descodificación, los agentes cubanos en Estados Unidos fueron identificados y comenzaron a ser seguidos.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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