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Roberto Carlos, el lutier cubano que mantiene vivo un ancestral oficio a base de muebles viejos

Ser lutier en Cuba es cosa de locos. En un país donde no se consigue “madera buena” en ninguna parte la única forma que encuentran los artesanos como Roberto Carlos Fabián Campo para continuar ejerciendo el antiguo oficio, es “fajarse” con cualquier mueble viejo para rescatar pedazos de cedro y otras maderas con los que dar nueva vida a los instrumentos musicales.



Roberto Carlos se queja de que pasa más tiempo “cayéndole atrás” a un “chiforober viejo” que en haciendo una guitarra. Y eso cuando aparece la madera, porque para que sirva debe tener como mínimo 10 años de secado.

Gracias a los muebles viejos sobrevive el oficio en Cuba, porque todavía aparecen por ahí piezas de caoba y hasta de ébano (una madera que ya casi ni se ve). Estas no son las más adecuadas, pero al menos resuelven.

Roberto Carlos se queja de que pasa más tiempo “cayéndole atrás” a un “chiforober viejo” que en haciendo una guitarra

Lo ideal para un instrumento de primera calidad es utilizar cedro canadiense o pino abeto, las que usan los lutieres del mundo entero, pero que no se encuentran en Cuba. Para disponer de ellas, Roberto Carlos debe importarlas y pagarlas bien caras.

Peor es el problema de los accesorios, todos son importados. Hasta el barniz tiene que traerlo del extranjero, porque el que se fabrica en Cuba no sirve.

Así es inevitable que los precios de los instrumentos que se fabrican en la Isla sean altos. Las guitarras más baratas que logra confeccionar Juan Carlos oscilan entre los 60.00 y los 150.00 CUC.

Aunque ama fabricar instrumentos – y de hecho lo hace – legalmente lo tiene prohibido, pues su licencia de cuentapropista es de reparador-afinador de instrumentos musicales. Sólo obteniendo una licencia de la ACAA (Asociación Cubana de Artesanos Artistas) podría crearlos legalmente. Una regulación, totalmente absurda.

Lo ideal para un instrumento de primera calidad es utilizar cedro canadiense o pino abeto, las que usan los lutieres del mundo entero

Roberto Carlos comenzó a reparar instrumentos musicales hace unos 15 años cuando trabajaba como “maestro emergente”. Aprendió el oficio y pasó cursos para especializarse. Como sólo él y un señor mayor eran los únicos lutieres de Cienfuegos, pronto ganó clientela y comenzó a tomárselo más en serio.

Le gusta el oficio y quiere dedicarse a él, incluso volvería a las aulas para enseñarlo si tuviera la oportunidad. Oportunidad que debería comenzar por el reconocimiento del Estado a los que como él dedican sus vidas a devolver el alma a los instrumentos rotos.

Fuente: El Toque

Escrito por | Redacción TodoCuba

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