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Producir ron es un asunto cultural en Cuba

Beber un sorbo de los nuevos rones cubanos Santiago de Cuba 500 Aniversario o Cubay Extra Añejo 1870, constituye placer de dioses, afirmación al margen de expertos, aglutinadora de la mayoría de los bebedores exigentes que ya los probaron.



Dicha cata apunta a unos productos Premium (no solo los mencionados) que hoy tienen la atención de los más encumbrados entendidos en el sector de los espirituosos.

Tales criterios, por tanto, resaltan a la industria cubana ronera como una de las más sobresalientes en el mundo, a juzgar por la demanda en el mercado global y por las cifras.

Degustar estos espirituosos permite la idea de que detrás de la elaboración de bebidas de tanta calidad se encuentra todo un engranaje que en primer término tiene tradición y cultura, sustentadas en la historia que este producto tiene en la isla.

De ahí que una entrevista con el presidente de la Corporación Cuba Ron S.A. (www.cubaron.com) y de Havana Club International, Juan B. González, sea esclarecedora de muchos aspectos interesantes de la producción de estas bebidas, sobre todo de las de más calidad como las mencionadas.

Agregan valor a la conversación la presencia de la asesora jurídica Emilia Horta y la jefa de inteligencia comercial Gabriela García, para tener una idea lo más exacta posible del ejercicio de Cuba Ron y sus perspectivas.

ESE RON CUBANO, CUBANO

El primer elemento que aparece en el diálogo es que ese proceso se apoya en ocho maestros roneros: José Pablo Navarro y Juan Carlos González (Primeros Maestros del Ron Cubano), Manuel Calderón, Asbel Morales, Salomé Alemán, Julio Enrique Ayan, César Augusto Martí y Tranquilino Palencia (Maestros del Ron Cubano).

Esos son nombres básicos de la actualidad industrial en este sector pues cada uno tiene un círculo reducido de aprendices a su alrededor con la finalidad de garantizar la continuidad del conocimiento, escuela que como mínimo dura siete años.

Sin embargo, se trata de una enseñanza que dura toda la vida, y aún más, varias generaciones.

Comentan los expertos que Navarro fue el contacto con el Maestro del Ron Cubano Arturo García Núñez (fallecido), el último que trabajó con Bacardí antes de 1959.

Y precisamente, esas bodegas en la oriental ciudad de Santiago de Cuba se nombran Bodegas Don Arturo y Don Pancho, esta última en honor a quien cuidó durante esos tiempos de la nave de añejamiento (Francisco Savigne Lombard).

Mencionados estos nombres imprescindibles para comprender la industria ronera en Cuba, se puede seguir por el camino de voces enriquecedoras que ilustran el motivo por que el mejor ron ligero del mundo sigue siéndolo el cubano.

Al margen del orgullo patrio por muchas cosas buenas que se originan en la isla, como el habano y el ron, la música o la danza, todo parece indicar que la industria de estos productos es única y que así lo reconocen los encuestados.

La escuela del ron no es una academia propiamente, aunque la mayoría de los que intervienen en ella son universitarios; se trata de un proceso, donde la espiritualidad tiene mucho que ver.

Cada Maestro del Ron Cubano de los ocho mencionados tiene a un grupo de técnicos o aprendices, que aspiran a ser Maestros del Ron Cubano, insisten, quienes aspiran por cinco a siete años, para empezar su escuela.

La fórmula propiamente de cada ron no es lo importante, de hecho al conocerla se puede llegar a producir un ron genérico, pero para que llegue a las calidades mencionadas se debe fabricar en Cuba, con el clima, la tierra y la caña de azúcar de aquí.

De ahí incluso que el Consejo Nacional de Patrimonio de este país declarara Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación a los saberes de los maestros del ron cubano y a los espacios fabriles donde se transmiten estos conocimientos.

El argumento de tal reconocimiento está en que no son solo los maestros los que guardan los secretos de este producto, sino los toneleros, o quienes reparan los toneles de roble americano, y otros obreros que aman esta elaboración.

Cuba Ron abarca a mil 200 personas que laboran de manera directa en la producción del espirituoso cubano, cifra que se dobla si se tienen en cuenta a quienes laboran de manera indirecta en diferentes departamentos de centrales azucareros del país.

Es un proceso trabajoso, similar al del tabaco y los vinos de primera clase, pues es necesario fermentar, destilar, transportar la melaza, mezclar varias veces, añejar, reposar, todo ello antes del embotellado, con la correspondiente fórmula adecuada y la marca en cuestión.

Ello lleva además a las catas de los trabajadores de la industria antes de crear un producto novedoso, cuando confirman estos conocimientos un Coloquio Científico Técnico Internacional del Ron Cubano que se celebra en la isla todos los años.

 

Escrito por | Redacción TodoCuba

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