¿Por qué la Constitución de 1940 es la más democrática de todas las que han existido en Cuba?

miércoles, 22 de agosto de 2018

La Constitución de 1940 es la más democrática de todas las que han sido promulgadas en Cuba. Aún hoy, a casi 80 años de su aprobación se sigue citando como paradigma de las Cartas Magnas del continente americana. Tan progresista fue la Constitución de 1940 que cuando se aprobó algunos hasta se murieron del susto.

Declaró el sufragio universal, igualitario y secreto para elegir a las principales autoridades de la República. Refrendó los derechos individuales de los ciudadanos y estableció las garantías para su cumplimiento.

Por la Constitución de 1940 se reforzó la independencia de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial y se instauró un régimen semiparlamentario. El poder del presidente (que en algunos momentos llegó a ser considerado excesivo) quedó limitado por la creación de la figura del Primer Ministro, un enlace entre el ejecutivo y el legislativo.

El Congreso de la República, a semejanza del de Estados Unidos, y tal como existía desde la Constitución de 1901 continuó siendo bicameral con la existencia de una Cámara de Representantes y un Senado.

Se ratificaron las seis provincias existentes con ligeros cambios (la antigua Santa Clara pasó a llamarse Las Villas, por ejemplo) al frente de las cuales quedó un gobernador. Sin embargo se potenció el papel de los municipios, los cuales quedaron con amplia autonomía para gestionar sus presupuestos y asegurar su desarrollo.

La Constitución de 1940 reconoció a los obreros y campesinos cubanos un conjunto de derechos que para otras naciones del continente eran sólo sueños y que sólo fueron reconocidos décadas después:

El acceso al trabajo quedó establecido como un derecho inalienable del hombre; se reconoció el derecho a la huelga; se proscribió la discriminación por cuestiones sexo o raza; se declaró la protección especial a la familia como célula fundamental de la sociedad; se declaró la igualdad de la mujer; se pronunció por la salud y la educación pública y gratuita; se ratificó la libertad de palabra, prensa, reunión y asociación; se reconoció el derecho de los campesinos a la tierra y se proscribió el latifundio.

Aunque algunas de las proyecciones incluidas en la Constitución de 1940 no llegaron a cumplirse por completo o no se cumplieron por no promulgarse por los gobiernos cubanos posteriores las leyes complementarias necesarias, no cabe dudas que es la más democrática de las constituciones cubanas que ha existido hasta el momento.