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la macorina

¡Ponme la mano aquí, Macorina!

María Calvo Nodarse más conocida como La Macorina, nació en Guanajay, entonces provincia de Pinar del Río en el año 1892. Con solo 15 años huyó con su novio hacia La Habana, lugar donde muy pronto comenzaría una carrera de prostitución.



No fue una prostituta cualquiera, sino que escogía a sus clientes selectivamente y llegó a convertirse en una de las más finas y elegantes de su época.

Su belleza y audacia la ayudaron a abrirse camino exitosamente en la alta sociedad de entonces y tuvo amigos de la talla de José Miguel Gómez, quien fuera presidente de la República entre 1909 y 1913.

María fue la primera mujer cubana en obtener el permiso para conducir en el año 1917. De inmediato comenzó a pasearse por las calles de La Habana en su convertible roja, desatando por esto y por su vida alegre los más encarnizados comentarios sobre su persona.

Por esta y otras razones la Macorina fue inmortalizada en dos canciones populares, en un cuadro del pintor Cundo Bermúdez y en las charangas de Bejucal donde entre las muñeconas que desfilaba había una dedicada a la Macorina.

Sobre ella escribió también el poeta asturiano Alfonso Carmín, su célecre poema “Macorina” que luego dio paso a la popular canción “La Macorina” de la afamada cantante costarricense, nacionalizada mexicana, Chavela Vargas, que dice más o menos así:

«Pon, ponme la mano aquí, Macorina, / pon, ponme la mano aquí. / Veinte años y entre palmeras, / los cuerpos como banderas, / noche, guateque y danzón, / la orquesta tocaba un son / de selva ardiente y caprina, / el cielo un gran frenesí (…) Tus senos carne de anón, / tu boca una bendición / de guanábana madura, / era tu fina cintura / la misma de aquel danzón. / (…) Tus pies dejaban la estera / y se escapaba tu saya, / buscando la guardarraya / que al ver tu talle tan fino / las cañas azucareras / se echaban sobre el camino / para que tú las molieras / como si fueras molino.. (…) Después el amanecer / que de mis brazos te lleva, / y yo sin saber qué hacer, / de aquel olor a mujer, / a mango y a caña nueva, / con que me llenaste al son / caliente de aquel danzón»

Escrito por | Redacción TodoCuba

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