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Pedro Luis Ferrer habla de la ética que aprendió de su madre

El popular músico cubano Pedro Luis Ferrer ha publicado en sus redes sociales un emotivo escrito en el que habla de la ética que aprendió de su madre Hilda Montes.

Ferrer define a su mamá como una mujer humilde de poca escuela como yo pero con una inteligencia natural e instintiva muy aguda .



En su escrito titulado Los días de mi madre el trovador aprovecha para definir los conceptos que aprendió de ella durante la infancia.

Para mí lanzarme frontalmente contra un muro encofrado requiere simplemente la difícil convicción de hacerlo: atreverme a padecer las consecuencias físicas del golpe; requiere el estado sicológico la motivación ineludible que me impulse a sacrificar mi salud biológica y mental; algo que suele definirse como valentía o al menos un tipo de valentía que es capaz de sobreponerse al instinto de conservación .

Pedro Luis Ferrer quien ha sido frontal durante toda cu carrera con las autoridades de la isla fue censurado durante décadas en Cuba.

A continuación compartimos su texto íntegramente:

LOS DÍAS DE MI MADRE

Pedro Luis Ferrer Montes

Hoy es el día de las madres. Y sin proponérmelo he repasado muchas cosas que aprendí con mi madre Hilda Montes una mujer humilde de poca escuela como yo pero con una inteligencia natural e instintiva muy aguda. Solía mientras esperaba a que se ablandaran los frijoles balancearse en el sillón y fumarse un cigarrillo. Entonces comentaba en voz alta todo lo que le venía a la mente teniendo como fondo la música instrumental de Radio Enciclopedia una popular emisora habanera.

Expongo en síntesis —dicho con mis palabras términos y redacción— la esencia de su razonamiento básico sobre la ética belleza de la conducta humana ; un razonamiento que le escuché por años y que he logrado fácilmente hilvanar y extraer de la memoria por lo mucho que caló en mi conciencia:

Para mí lanzarme frontalmente contra un muro encofrado requiere simplemente la difícil convicción de hacerlo: atreverme a padecer las consecuencias físicas del golpe; requiere el estado sicológico la motivación ineludible que me impulse a sacrificar mi salud biológica y mental; algo que suele definirse como valentía o al menos un tipo de valentía que es capaz de sobreponerse al instinto de conservación muy similar a cuando el mecanismo defensivo de nuestro cuerpo —por alguna causa natural— falla y se autodestruye. Tanto el suicidio como el martirologio se mueven en esa dirección. Un accionar que unos reconocen como heroico; y otros como irracional.

Por el contrario abrir un hoyo en el concreto encontrar una grieta saltarlo o aceptarlo… son acciones donde el instinto de conservación prevalece y exige que la inteligencia venza el obstáculo con en menor riesgo posible para la salud. Tanto la cordura como la indolencia se mueven en esa dirección. Un accionar que unos reconocen como cobardía o acomodo; y otros como sabiduría o pragmatismo.

Cualquiera de las dos conductas están naturalmente dentro del amplio margen ético del ser humano y juzgarlas es tarea de sabio orfebre.

Porque la ética belleza de la acción viene a establecer exigencias y prioridades según la espiritualidad de cada quien o grupo social. Hay quienes ven hermoso el sacrificio humano; y están quienes lo detestan; hay quienes encuentran la belleza en la más rigurosa cordura; y están quienes la aborrecen.

Pero la especie más interesante en materia ética es la de aquéllos que empujan y ven hermoso que otros se sacrifiquen se suiciden se incineren mientras ellos disfrutan el confort de la vida.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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