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¿Por qué mataron al Rey de San Isidro?

La ofensa más grande que se puede inferir a un proxeneta es arrebatarle una prostituta. En el bajo mundo esta afrenta se paga con la vida, pues están en juego el prestigio, el valor, la hombría… Demasiadas cosas importantes que siempre hay que estar dispuesto a defender.



En San Isidro, 1910, se delineaban dos grandes grupos de chulos rivales: los cubanos, liderados por Alberto Yarini y Ponce de León y el de los franceses (un eufemismo para catalogar a la pléyade de extranjeros que componía el grupo), encabezados por el francés Louis Letot. Este último souteneurs (chulo) tenía un sentido muy práctico de la vida. Él decía que vivía de las mujeres, pero que no se dejaba matar por ellas. Al final la misma vida lo obligó a actuar de otra manera y no ser fiel a su doctrina.

En el último viaje de Letot a Europa, a su regreso a Cuba, trajo a una francesa de pequeña estatura, lo más hermoso que se había visto en San Isidro en todos los tiempos, su apelativo era “La Petite Berthe”. Un día cualquiera, aprovechando que el francés andaba de nuevo viajando por el viejo continente a la búsqueda de nuevas mercancías para su negocio de carne, la francesita descubrió a Yarini y sin pensarlo mucho se fue con él.

Yarini sabía en lo que se metía, pero sin temor alguno, instaló a la francesita en su propia casa, donde también habitaban otras dos mujeres. El asunto despertó burlas de los chulos cubanos hacia los extranjeros y en estos últimos, el deseo de vengar la afrenta. A la llegada de Letot, Yarini le abordó y le explicó el asunto, pero un nuevo incidente colmó, como última gota, la copa. Yarini se apareció en casa del francés exigiendo de forma altanera y guapetona la ropa de  “La Petite Berthe” y que si no se la daba, allí mismo se enredaban a puñaladas.

El 21 de noviembre de 1910 a Yarini le llegó un recado para que se presentara en una de sus accesorias en San Isidro. A discreta distancia le seguía su fiel gran amigo Pepito Basterrechea. A llegar, le esperaba Louis Letot quien sin dar tiempo a nada le disparó con un revólver. Una andanada de tiros se desató, el primero en desplomarse muerto fue el francés, alcanzado por dos mortíferos disparos: uno en el pecho y otro en el medio de la frente. Basterrechea tenía fama como experto tirador y ahora lo había demostrado.

En San Isidro, 1910, se delineaban dos grandes grupos de chulos rivales: los cubanos, liderados por Alberto Yarini y Ponce de León y el de los franceses (un eufemismo para catalogar a la pléyade de extranjeros que componía el grupo). -youtube.com

Desde los techos circundantes y la acera de enfrente, los chulos franceses también habían disparado a Yarini que fue alcanzado por varias balas. Una de ellas le destrozó el hígado y la herida era mortal. El día 22 de noviembre, a las 10:30 de la noche, fallecía en el Hospital de Emergencias el Rey de San Isidro.

Fuentes bibliográficas:

  • Cañizares, Dulcila. “San Isidro 1910. Alberto Yarini y su época”. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2006.

Por: Maikel Mederos Fiallo.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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