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Las Ruinas de Chartrand, una casa “embrujada” en Cuba

En las afueras del poblado matancero de Limonar se encuentra una casona abandonada que los habitantes del pueblo conocen como las Ruinas de Chartrand. El inmueble cuenta un siglo y medio de existencia y sirvió como casa de vivienda del célebre paisajista del siglo XIX, Esteban Chartrand – Dubois.



Matanzas era ya la principal zona azucarera de Cuba cuando el 11 de octubre nació en la casona de Limonar Esteban Chartrand – Dubois, quien con su obra pictórica contribuiría a que los cubanos encontraran su identidad nacional.

Sus padres, inmigrantes franceses, encontraron en Matanzas la tierra prometida tras haberlo perdido todo durante la Revolución Haitiana. En la fértil llanura heredaron el cafetal El Laberinto pero, ante la ruina del café fomentaron el ingenio Ariadne (hábil juego de palabras: Ariadne saliendo del Laberinto).

Los habitantes del pueblo la conocen como las Ruinas de Chartrand

El Ariadne se encontraba a sólo medio kilómetro del poblado de Limonar y ya entrado en siglo XX, al construirse la Carretera Central, la vía atravesó las ruinas, lo que ayudó a que no cayera en el olvido y se perpetuará en el imaginario popular.

Quinientos metros más allá del ingenio se encontraba la casa de los amos, las actuales Ruinas de Chartrand. En ella convergían cuatro grandes guardarrayas: una de majestuosas palmas reales; otra de naranjos dulces, que terminaba en el cementerio del pueblo de Limonar; una tercera de naranjos agrios y una última de árboles de mango.

Tanta belleza alrededor de la propiedad familiar fue lo que, seguramente, impelió a Esteban Chartrand y sus hermanos a dedicarse a los pinceles y los lienzos.

Sin embargo, el mejor fue, sin dudas, Esteban, quien a lo largo de su vida alcanzó numerosos reconocimientos por su obra pictórica. Tan grande llegó a ser su fama que las más encumbradas entre las familias cubanas se disputaban sus cuadros.

El inmueble cuenta un siglo y medio de existencia

En la actualidad sus lienzos Un ingenio en Bolondrón, Salto del Hanabanilla, Paisaje con riachuelo, entre otros forman parte de la colección del Museo Nacional de Cuba. Otros pertenecen a instituciones extranjeras y coleccionistas privados.

La residencia de los Chartrand recibió a notables personalidades de la época que buscaron en ella el necesario reposo y sosiego. Entre ellas se destaca el vicepresidente de los Estados Unidos, William Rufus King, quien trató de recuperar su quebrantada salud en la hacienda. También cruzaron sus umbrales Juan Jacobo Audubón, célebre naturalista norteamericano de origen francés, el doctor Robert W. Gibbes, de Carolina del Sur, Richard Henry Dana, escritor y viajero, así como el gran duque ruso Alejo Alejandrovich, tercer hijo de Nicolás I, Zar de todas las Rusias y la emperatriz Alejandra.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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