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La olvidada guerra del norte de África en la que Fidel Castro envió a combatir a sus soldados hace 55 años

Hace 55 años, el 10 de octubre de 1963, un barco cubano zarpaba del puerto de La Habana hacia el norte de África con varios centenares de hombres para participar en una guerra que ni sabían que existía.



En alta mar los oficiales políticos les explicaron que navegaban para apoyar a un país musulmán a defenderse de otro que pretendía apoderarse de parte de su territorio. El país a defender era Argelia, colonia de Francia hasta hacía muy poco tiempo, cuyo gobierno tenía tendencias izquierdistas; y el agresor el reino de Marruecos, que trataba de aprovechar la debilidad del nuevo Estado para ocupar militarmente una zona fronteriza en disputa.

La inmensa mayoría de los cubanos que viajaban a bordo del Aracelio Iglesias, a los que se sumarían luego los del González Lines y los que llegaron en vuelos especiales de cubana, no conocían nada de Argelia. Algunos ni siquiera sabían que el país existía; pero igual debían por órdenes de su gobierno marchar a combatir en un conflicto lejano que no tenía nada que ver con ellos.

A lo largo de los once días que duró la expedición les fueron explicando a los participantes los hábitos, tradiciones y costumbres religiosas de Argelia para que se comportaran acorde a las normas morales elementales de un país musulmán.

Finalizado el despliegue y desembarcados todos los hombres y la técnica, Cuba había hecho cruzar el océano Atlántico en ese su primer despliegue militar en suelo extranjero de su historia, 686 hombres, 22 tanques, una batería de cañones antitanque y varios grupos de artillería, morteros.

A lo largo de los once días que duró la expedición les fueron explicando a los participantes los hábitos, tradiciones y costumbres religiosas de Argelia

Esta fuerza no llegó a entrar en combate contra el ejército de Marruecos, pero hizo que el rey de ese país se pensara mejor las cosas y decidiera aceptar iniciar las conversaciones de paz para poner fin a la Guerra de las Arenas.

Hasta la llegada de los tanques cubanos, Marruecos había aspirado a derrotar con rapidez a los argelinos que carecían de fuerzas blindadas. Los tanques soviéticos llevados por los cubanos en apoyo al gobierno de Argelia eran superiores a los del ejército marroquí y cambiaban la correlación de fuerzas. Para poder enfrentarlos, el gobierno marroquí hubiese tenido que buscar apoyo en el extranjero y escalar el conflicto, algo que el rey de ese país temía hacer.

La ayuda cubana al Frente Nacional de Liberación de Argelia se debió a las simpatías que este partido que gobernaba el país norafricano despertaba en Fidel Castro, quien en 1961, un año antes de la independencia ya había contactado con sus dirigentes para ofrecerles la ayuda militar de la mayor de las Antillas en su guerra contra Francia.

El gobierno de Cuba envió armas a los rebeldes argelinos a través de Marruecos y llevó a huérfanos argelinos para que estudiaran en la Isla con becas gratuitas. Por tanto no es de extrañar que el Frente Nacional de Liberación de Argelia acudiera a Cuba cuando necesitó ayuda militar para enfrentar a su vecino.

Los tanques soviéticos llevados por los cubanos en apoyo al gobierno de Argelia eran superiores a los del ejército marroquí

Marruecos había apoyado la lucha de los insurgentes argelinos contra Francia con la esperanza de, una vez independiente Argelia, poder recuperar algunas regiones fronterizas que la antigua metrópoli común había arrebatado a Marruecos e incluido dentro de los límites de Argelia. Al rehusarse el Frente Nacional de Liberación de Argelia a entregar parte de su territorio estalló la guerra.

La presencia de las fuerzas cubanas, sobre todo de los tanques, atemorizó a Marruecos que buscó ayuda en Francia y Estados Unidos; pero estos países se negaron a internacionalizar el conflicto y presionaron al rey de Marruecos Hassan II para que aceptara la paz. Detrás de Cuba podría venir la Unión Soviética y los países de Europa Occidental no querían a ese vecino tan cerca.

Hassan II se vio obligado a aceptar las fronteras que existían en el momento de estallar la guerra, lo que significó una derrota tácita de Marruecos. Mientras, los cubanos se dedicaban a enseñar a los argelinos a manejar la técnica que habían traído y que terminaron regalando al gobierno de Ben Bella.

Finalmente, en el mes de marzo del año siguiente de su llegada, las tropas cubanas abandonaron Argelia, luego de haber contribuido a la victoria de su aliado sin tener que derramar una gota de sangre. Las próximas aventuras en África no serían tan afortunadas.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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