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La historia de Luisito, el joven cubano que se volvió tan adicto a los videojuegos que llegó a robar a su familia

En Cuba, donde el acceso a la red de redes no forma parte aún de la cotidianeidad de la mayoría de sus habitantes el Trastorno de Adicción a Internet (IAD) pudiera parecer una patología extemporánea. Por eso sorprenden historias como la de Luisito, un joven de 18 años que llegó a enviciarse de tal forma con los videojuegos que terminó robando a su propia familia para poder satisfacer su adicción.



Comenzó a jugar RPG (juegos de rol) a la edad de 13 años y en poco tiempo su mundo se redujo a eso. Como no tenía acceso a ninguna red en su casa lo hacía desde las viviendas de algunos amigos o en los Joven Club de Computación e Electrónica (JCCE), una empresa estatal perteneciente al Ministerio de Comunicaciones que brinda algunos servicios de navegación y tiempo de máquina a bajos precios.

Para poder disponer de más horas de juego llegó a faltar a la escuela hasta 15 días seguidos en los que empleaba entre 13 y 14 horas sólo jugando. En ese tiempo los JCCE no cobraban por sus servicios, así que el vicio de Luisito le salía bastante barato, al menos en el plano económico.

El problema comenzó cuando los JCCE comenzaron a cobrar sus servicios. Aunque el costo de permanecer dos horas sentado jugando delante del ordenador en una de estas instalaciones era apenas de 2.00 CUP (unos diez centavos de dólar), el hecho de que Luisito permaneciera doce horas al día, siete días a la semana en un JCCE comenzó a tener un costo económico para su familia.

Incapaz de renunciar a su adicción robaba el dinero a su madre, a su abuela y hasta su hermano. Se sentía avergonzado de hacerlo, pero, simplemente, no podía parar.

Sólo cuando la maestra se presentó en su casa y su madre se enteró de que no estaba asistiendo a clases, fue obligado a recibir tratamiento psicológico para poder superar el problema.

Con la ayuda de los especialistas, Luisito logró abandonar su adicción y hoy juega apenas una hora al día. Ha regresado a la escuela y recuperado el tiempo perdido. Lo único que no ha podido recuperar es la capacidad de relacionarse bien con sus semejantes en el mundo real. Le cuesta acercarse a las muchachas de su edad y siente que no encaja bien en ningún grupo social… Costos inevitables de cambiar la realidad por un mundo de fantasía.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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