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La heroica historia de los chinos mambises: ninguno fue traidor

 



Un prócer cubano, impresionado por los humildes combatientes de origen asiático que combatieron en el Ejército Libertador, expresó admirado: “Ningún chino fue desertor, ningún chino fue traidor”.

Los chinos que comenzaron a llegar a Cuba en 1847 como colonos contratados para trabajar en la industria azucarera eran, en la práctica, tan esclavos como los negros de origen africano y sus descendientes. Sus patronos, en la práctica sus dueños, les sometían a abusos tan crueles que muchos optaban por el suicidio antes que seguir en tan horrenda servidumbre.

Por esa razón el alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes que dio inicio a las guerras por la independencia de Cuba encontró en los humildes culíes chinos a sus más fervientes colaboradores. Así lo reconoció José Martí, el Apóstol de la independencia quien en un artículo en el periódico Patria, refiriéndose a ellos expresó:

“(…) eran grandes patriotas; no hay caso de que un chino haya traicionado nunca: un chino, aunque lo cojan, no hay peligro: “no sabo”, nadie lo saca de su “no sabo”.

Cuentan los patriotas cubanos que los chinos se sumaban de forma espontánea a las fuerzas libertadoras y cuando los oficiales les explicaban el por qué de la lucha juraban ser fieles a la República de Cuba hasta la muerte.

Entre los chinos que combatieron más de diez años por la independencia de Cuba se encuentran Brizuela Achón y Saturnino Achón, el sargento Manuel Ojein, y los cabos Joaquín García Lipiar y Carlos Terri Bonfín, los soldados Juan Han Lai. Este mérito por las leyes cubanas le permitiría, al menos en teoría, aspirar a la presidencia de la República una vez alcanzada la independencia.

Con grados de oficial concluirían las contiendas libertadoras los comandantes comandante José Wu Tang (Bu Tack) y el capitán José Tolón (Lai Wa); además de los capitanes Juan Sánchez (Lam Fu King), Pablo Jiménez y Andrés Li Ma, los tenientes Pío Cabrera y Mamerto Carrión León, los alférez Bartolomé Fernández, Aquilino Kow Kong Cuan, Liborio Wong Seng, Luis Wong, Juan Chao Sen, Sebastián Siam y Antonio Moreno.

Estos son algunos de los conocidos, pues muchos chinos contribuyeron de forma anónima a la causa cubana. Esto era debido a la costumbre asumida por ellos de utilizar su nombre cristiano, con el que aparecen registrados en los documentos oficiales del Ejército Libertador. Los historiadores aseguran, tomando en consideración este detalle no menor que el número de chinos mambises debió superar ampliamente el millar.

Sólo en las filas del que fuera jefe del Ejército Libertador, el mayor general de origen norteamericano Thomas Jordan, formaban unos 400 chinos.  Entre ellos Sebastián Sian, quien según testigos presenciales valía por un batallón y él sólo en combate era capaz de matar a varios españoles a culatazos.

Otro de los mambises chinos que alcanzó celebridad fue el capitán José Bu, ayudante y hombre de confianza del Generalísimo Máximo Gómez, quien en más de una ocasión cruzó la Trocha de Júcaro a Morón durante la campaña de invasión dirigida por su jefe en la Guerra de los Diez Años.

El sacrificio de los chinos que todo lo dieron por la independencia de Cuba se recuerda en un sobrio monumento erigido en la calles L, Línea y 15 en el Vedado donde con toda justicia se puede leer la inscripción que aquí se recordará: “Ningún chino fue traidor”.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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