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La heladería Coppelia: vestigios de un pasado distante

La heladería Coppelia, tal y como la conocemos hoy en día, dista mucho de ese concurrido y popular sitio en el que llegó a convertirse, décadas atrás. Este recinto, que tiene capacidad para más de mil clientes, fue inaugurado el 4 de junio de 1966, como una importante obra de la arquitectura cubana.



El emplazamiento en el que está enclavada -que abarca toda una manzana-, acogió, entre 1886 y 1954, el hospital Reina Mercedes. En ese año, fue demolido con la intención de levantar otro hospital, que jamás llegó a materializarse. De igual forma, se planificó, años después, la construcción de un inmenso rascacielos de 50 pisos –dada esta ubicación céntrica-, que tampoco se edificó.

Fue entonces que se erigió, justo en este lugar, el Parque del Instituto Nacional de la Industria Turística (INIT), que se dedicaba a promover el ocio. De esta manera, fueron emplazados un lago artificial, un escenario flotante, diversas cafeterías y un restaurante para 500 comensales. Tras un año de actividad, este recinto fue cerrado, por lo que algunas de sus instalaciones fueron empleadas para la creación del Centro Recreativo Nocturnal.

En el año 1966, surge la idea de convertir este terreno en una heladería, que sería la más importante y extensa del país. La obra fue encargada al arquitecto Mario Girona Fernández, quien diseñó y materializó el actual local, inspirándose en el modernismo italiano, mexicano y sudamericano, así como en los arquitectos Oscar Niemeyer, Felix Candela y Pier Luigi Nervi.

Se trataba de un estilo arquitectónico novedoso, que abandonaba las clásicas estructuras rectangulares y abría paso al modernismo, del que aún carecía la capitalina ciudad habanera.

El resultado fue una magnífica edificación en forma de araña –cuya construcción duró solo seis meses-, lo que dotó de gran popularidad a este arquitecto, convirtiéndose en el primer cubano en recibir el Premio Nacional de Arquitectura (1996).

El nombre Coppelia se debe a la pieza de ballet clásico, popularizada en Cuba por la Prima Ballerina Alicia Alonso, además de ser la favorita de Celia Sánchez, una de las creadoras del recinto.

El 4 de junio de 1966, el Coppelia abrió sus puertas a los comensales cubanos. Ofrecía una amplia gama de sabores, compuesta por 26 tipos de helado, además de 25 combinaciones. Rápidamente, se convirtió en uno de los lugares más populares de la capital, que poseía una capacidad superior a los mil clientes.

Con el paso de los años, el Coppelia entró un detrimento del cual nunca ha podido salir. En la actualidad, pese a algunas reparaciones que se han realizado, la calidad del local no se acerca a la que un día llegó a poseer. -pinterest.com

Este local fue también popularizado mediante la película Fresa y Chocolate, en la que una de sus escenas iniciales transcurre en él.

Con el paso de los años, el Coppelia entró un detrimento del cual nunca ha podido salir. En la actualidad, pese a algunas reparaciones que se han realizado, la calidad del local no se acerca a la que un día llegó a poseer.

Sin adentrarnos en la cadena de errores que conllevaron a que la mayor heladería del país perdiese el esplendor que permitió su popularización, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que, aunque la estructura arquitectónica del Coppelia se mantenga, la esencia de este lugar ya no nos recuerda que esa es, o fue, la Catedral del Helado cubano.

Por: Talía Jiménez Romero

Escrito por | Redacción TodoCuba

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