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La desconocida historia del grupo de curas patriotas que se opusieron a España y lucharon por la libertad de Cuba

El clero cubano se alineó casi por completo tras las autoridades españolas al estallar las luchas por la independencia de Cuba. Su composición (muchos de ellos eran de origen español) y su pensamiento conservador los llevó a asumir esa posición. Tanto fue así, que una vez que la Isla alcanzó su independencia, Roma se vio obligada a realizar cambios en la jerarquía católica del país para tratar de limar asperezas con los cubanos, que sentían un fuerte resentimiento hacia los curas.



Sin embargo, no todos se opusieron a los patriotas cubanos. Varios sacerdotes, naturales del país, apoyaron el movimiento independentista, lo que pagaron con el destierro e incluso con la vida.

El primero de ellos fue el padre Diego Batista, párroco de Bayamo, quien bendijo la bandera de Carlos Manuel de Céspedes cuando este tomo la ciudad en los inicios de la guerra. Cuando los cubanos se vieron obligados a quemar la villa para que no cayera en manos de los españoles el sacerdote marchó a la manigua con los mambises. Tanto él, como el padre santiaguero Braulio Odio, que se había unido al general Calixto García, terminaron en las cárceles de España por su osadía.

Igual destino sufrió el anciano sacerdote Pedro Nolasco que, a pesar de tener más de 80 años, fue conducido preso a la fortaleza de La Cabaña por sus ideas separatistas y deportado a España.

En la Guerra del 68 también fueron detenidos por su apoyo a los patriotas los padres Julio Villasana y Tomás Demetrio Serrano, el primero capellán de la iglesia de Santa Lucía en Santiago de Cuba y el segundo teniente de cura en la iglesia del Santo Cristo de La Habana.

Un caso insólito y que provocó la furia de los colonialistas, fue el del sacerdote español Pedro Soler que oficiaba en San Agustín de Aguarás y que decidió apoyar a los separatistas cubanos a pesar de su origen.

Ya en la Guerra del 95 se deben mencionar a Moseñor Guillermo González Arocha, nacido en Regla, quien alcanzó los grados de capitán del Ejército Libertador; el padre Miret que se unió a las fuerzas de Antonio Maceo en Pinar del Río junto al sacerdote español Ramón Ventín de 82 años y que murió en la manigua cubana.

Todos ellos olvidados por la historiografía oficial cubana por el simple hecho de pertenecer a la iglesia católica.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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