Hotel Saratoga: una joya al final del centenario Paseo del Prado

martes, 6 de marzo de 2018

El hotel Saratoga recuperó su elegancia y confort, destacándose en la distancia el edificio que disfruta de excelente ubicación, por encontrarse al final del centenario Paseo del Prado, frente a la Plaza de la Fraternidad y dominado por la monumentalidad del Capitolio Nacional. El proyecto que lo rescató del olvido, fue ejecutado en 2005 por especialistas de la Oficina del Historiador de la ciudad. La céntrica ubicación, las excelentes visuales y un sistema que le permite aislarse del ruido citadino en su entorno, le otorgan privilegio para el turista que aquí se hospeda y lo ha convertido en preferencia para importantes personalidades internacionales de la cultura y la política.

Desde el gobierno del Capitán General don Miguel de Tacón (1834 -1838) quedó manifiesto el interés por abrir instalaciones para hospedaje en el Plan de Obras Públicas de la ciudad, se pensaba ya la forma de acoger al turismo extranjero, porque aumentaban los viajeros e inversionistas que encontraban en la capital terreno fértil para sus negocios. El antiguo reparto de Las Murallas fue terreno propicio para tal inversión.

En este marco fue instalado el hotel “Saratoga” hacia 1933 en su actual ubicación, dejando atrás el anterior emplazamiento de la calle Monte durante el siglo XIX, frente al antiguo Campo de Marte. En 1935 las guías turísticas lo registraban como uno de los más importantes de La Habana.

Los “Aires Libres” ocupaban los portales y aceras frente al paseo del Prado, espacio que disponía de vegetación y toldos para tamizar la luz del sol. Aquí se combinaba el servicio gastronómico, con una acertada distribución del mobiliario y la animación musical del lugar. Se convirtió de ese modo, en una verdadera atracción para huéspedes y transeúntes.

El inmueble mantuvo su vitalidad hasta la década del ‘60 en que fue intervenido por el gobierno revolucionario. A partir de entonces, devino en edificio de vecindad con múltiples subdivisiones hasta quedar desocupado por su estado deplorable. Una vez recuperado, combina hoy su tradicional estilo con la más avanzada tecnología, acorde a las exigencias de los tiempos actuales.