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Farmacia Sarrá, una maravilla de Cuba

En todas partes del mundo hay farmacias y dispensarios, pero la Sarrá, en la capital cubana tiene muchas historias y curiosidades que la posicionan entre las más atractivas. En el corazón de la Habana Vieja, todavía persiste algo del imperio Sarrá, pues su negocio fue el dispensario más grande de Cuba. En los años en que la Mayor de las Antillas todavía era propiedad de España, ese establecimiento era famoso por preparar remedios únicos y a buenos precios.



Además, en los bajos del inmueble corre un manantial de aguas puras, tal vez este era uno de los secretos mejores guardados de los boticarios catalanes que provocó la popularidad de la farmacia y sus medicamentos.

Hoy, el gigantesco edificio está dividido en un museo farmacéutico, oficinas y centros de proyectos sociales para los habitantes de la capital del país.

En la actualidad, con la imagen del establecimiento, el comercio de suplementos, plantas medicinales y especias secas como en sus primeros años y la exposición de sus reliquias, el visitante se siente como los habitantes de la Habana de fines del siglo XIX.

Sobre la historia de ese inmueble, la directora de los museos de farmacia de la Oficina del Historiador de la Ciudad, Lisset González Navarro relató a Prensa Latina que la Sarrá surgió en 1853 con el nombre de ‘La Reunión’ pues fue donde primero se vendió medicina alopática y homeopática en un mismo establecimiento.

Respecto a su origen, precisó que la creó la sociedad Sarrá Catalá y Compañía, tres de los miembros de la empresa eran familiares y estaban vinculados al cuarto miembro por su origen en la región europea.

‘El negocio comenzó en una casa de tipología doméstica, local en el cual actualmente se mantiene la venta de especias’, indicó la museóloga.

Con los años fueron ampliando su propiedad inicial para ampliarse hasta la calle Compostela y construir un piso superior para 1884.

Uno de sus cuatro miembros fundadores, José Sarrá Valdés Ulí, fue también el primer presidente de la Asociación de Farmacéuticos de Cuba en 1880.

El mismo falleció en 1897 y su hijo, Ernesto José Sarrá Hernández, adquiere el negocio y lo administra desde finales del siglo XIX hasta el 1942, añadió González.

La historiadora señaló que en ese tiempo la tradicional farmacia se amplía por toda la manzana, crece un piso más y se transforma en una industria, la cual sería continuada por el gobierno revolucionario.

Después de 1942 Sarrá Hernández pasó su legado a manos de sus tres hijas y el esposo de una de ellas es quien lo regenta hasta la nacionalización en 1960, agregó.

Durante sus años al mando, el empresario siguió comprando inmuebles por el resto de la manzana y los fusionan internamente con estructuras de hormigón armado, algo muy característico de las industrias del siglo XX, época en que las industrias querían parecer mansiones, destacó la museóloga.En este momento la propaganda del establecimiento era: ser ‘La Mayor’.

De hecho, en su libro ‘Los propietarios en Cuba en 1958’, el historiador Guillermo García, determinó que esa farmacia, haciendo honor a su slogan, era la mayor del mundo y estudios más recientes lo corroboran.

En el II Taller Científico de los Museos de Farmacia: Historia y Actualidad, desarrollado en la Habana recientemente, la ponencia del máster Darwin Arduengo García develó que actualmente en el mundo hay 240 de esos centros históricos.

Según el experto su distribución geográfica es desigual, pero en América Latina hay 15 (sin contar los de Cuba) en Norteamérica unos 173, en Europa: 60 (la mitad se encuentra en España), en África dos (ambos en Sudáfrica), en Asia hay cuatro y en la región de Oceanía, solo uno (en Australia).

Cuba tiene dos Museo de Farmacia (Sarrá y Triolet), dos Farmacias Museo (Taquechel y Johnson) y tres de ellos mantienen actividad comercial y son gestionados por la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana, aseguró el trabajo de Arduengo.

En la actualidad la farmacia La Reunión también es la que más años lleva en funciones en Cuba, pues solo interrumpió su trabajo de 1999 a 2004 cuando se estuvo rehabilitando.

Ese edificio es sin lugar a dudas uno de los más atractivos de la Habana Vieja, tanto para los turistas que quieren dar un vistazo a la historia de la Cuba colonial, como para los habitantes de la capital que todavía recurren a sus mostradores de caoba a por especias y remedios.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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