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Jorge Luis Baños/IPS

Esto es prueba que los habaneros aman el mar, si te queda duda repasa un poco la historia

Por muchos siglos, el mar fue territorio solamente destinado a tener como visitantes a los navegantes y algunos que otros pescadores, la mayoría de los cuales resultaban ser emigrantes y pobres, que buscaban una opción para darle de comer a sus familias, ya que los supersticiosos pobladores se mantenían alejados de sus aguas azules, incluso cuando el calor era sofocador.



El punto más elevado en el curso del río Almendares a mediados del siglo XIX es los que hoy conocemos como Puentes Grandes.

Recibió ese nombre al ser un lugar al que los habitantes iban a recrearse y despejarse, dejando tras de sí las visitas a las villas en el campo de Guanabacoa.

Igualmente sucedió con Palatino y otros sitios que se encontraban en puntos del paso de la principal arteria fluvial de La Habana.

Con el paso del tiempo, los estudios y el desarrollo de las medicina, algunos médicos cambiarían la forma de vida de la sociedad habanera.

El primer punto en recibir bañistas, los cuales solo llegaban a mojarse hasta las rodillas, fue la playa Baracoa, en lo que se conocía como Hoyo Colorao, en el municipio Bauta de la actual provincia de Artemisa.

Playa Baracoa en Cuba. FUENTE: Cibercuba

En esa época, solo las lavanderas rurales y algunas personas osadas eran los únicos que se atrevían a aventurarse en las aguas de los ríos.

Durante el siglo XVIII y mas específicamente a mediados de este siglo la entrada de esclavos era mas fluida en este lugar.

Y la zona se llega a convertir en un punto potencialmente económico por la presencia de los ricos hacendados establecidos en este punto.

A finales del siglo XVIII, mediante toda una ola de creyentes, supersticiones y rodeados por una aureola de milagros, los habitantes comenzaron a frecuentar los manantiales con altas concentraciones minerales.

Varios poblados cubanos tuvieron su origen justo en los alrededores de estos lugares, por ejemplo, San Antonio de los Baños y la playa Guanímar, donde las personas que se encontraban débiles de salud llegaban en parihuelas procedentes de sitios remotos para así lograr su sanación.

Deidades católicas como San Diego, San Miguel o San Antonio anteceden desde entonces al término de los Baños en señal de gratitud de los que fueron favorecidos con las bondades de la naturaleza, pero el contacto con el mar era diferente para una sociedad conservadora y enfrentada por grandes divergencias políticas, económicas y raciales.

Playa Baracoa en Cuba – La Habana. FUENTE: TripAdvisor

En el mismo lugar donde hoy se puede disfrutar del parque Maceo, se encontraban, al margen de la costa, los baños privados, los cuales eran rústicos y sobre todo de muy limitado acceso debido al pensamiento de la época.

Luego de que fueran abandonados por sus propietarios muchos de estos baños adquirieron un carácter público y producto de es esto el litoral sufrió varias modificaciones con marcas que aún hoy las podemos apreciar, sobreviviendo al tiempo.

Las rústicas instalaciones, de apenas unos pocos metros cuadrados y muy poca profundidad por lo general tenían un techo para cubrisrse del sol y el suelo era rellenado con arena.

Poco tenían de parecido con un lugar para despejarse y pasar un buen rato sin preocupaciones, más bien parecía un lugar para depositar botes; aunque presentaba unos orificios hechos en la pared frontal por donde entraba el agua, por miedo a los ataques de los tiburones.

El vestuario de playa, el cual debían, según la imposición de la representación de la falsa moral existente, utilizar para poder entrar en contacto con el mar fue un singular atuendo.

El mismo sería usado tanto por las mujeres como por los del sexo masculino por más de medio siglo y constaba de un traje que les cubría el cuello hasta los tobillos, siendo usadas las pamelas por las damas y los sombreros por los caballeros.

Nuevas instalaciones, menos guarnecidas, fueron apareciendo luego de que fuera abierto el Vedado.

Estas instalaciones beneficiaron con la extensión del servicio de tranvías tirados por caballos a quienes las comercializaban, que solían ser prósperos comerciantes.

Baracoa durante la época Neocolonial se hace más prospera y económicamente aun mas activa, para este periodo se comienzan a construir los lugares de recreo y las impresionantes residencias.

Era en este punto donde solían reunirse la gente rica, millonaria y políticos; quienes solían pasar en Baracoa los fines de semana, vacaciones y momentos de descanso.

Para aquel entonces se conformaron los sitios conocidos como Hollywood, La Loma, la Playa La Habana y la conocida población de Baracoa.

En el primer tercio del siglo XX, una vez urbanizada y parcelada la barriada, la calle que se marcaba con la letra E continuó siendo la reconocida por los habitantes como la de los baños, mientras que cerca de lo que quedaba de las piscinas originales de la punta se bañaban las personas de menor rango, posición social y económica.

Aún en la actualidad, las rocosas costas del malecón habanero continúan siendo frecuentadas por muchas personas, pese a que han habido prohibiciones oficiales sobre el baño en el mismo.

Mayoritariamente jóvenes y adolescentes son los que más frecuentan estas aguas y es tanta su decisión que el diente de perro que en frecuente en nuestras costas, deja de ser un impedimento para disfrutar de la playa alternativa a la que todos podemos acceder.

Muchos son los sitios por visitar y conocer en esta parte de Cuba, Baracoa como otros tantos lugares de Cuba esta llena de matices y de historia.

Escrito por | Redacción TodoCuba

Fuente: Ciro Bianchi

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