El Cine-Teatro Lutgardita: una joya arquitectónica de la isla desconocida por casi todos los cubanos

lunes, 17 de septiembre de 2018

Entre 1840 y 1927 tuvo lugar en la zona de Boyeros una primera etapa de asentamiento espontáneo y rural. Sin embargo, el período más importante resultó ser el correspondiente a 1928-1933 donde se procedió a un diseño planificado y moderno a partir del proyecto de ciudad industrial o ciudad modelo. Durante esa época se realizaron obras inspiradas en los códigos eclécticos, representados a escala urbana, como símbolo del poder político.

En esa zona en vía de desarrollo –cercana al aeropuerto internacional “José Martí”–vio la luz una joya rara de la arquitectura nacional. Se trata del cine-teatro Lutgardita, construido hacia 1932 como representación de la productora y distribuidora de cine Paramount.

El día que lo visité quedé deslumbrada por la belleza de su diseño interior, casi único, que se debe a la prestigiosa firma Govantes y Cabarrocas. Se considera como un teatro original por su estética Art Decó aunque esos dos arquitectos cubanos, como parte de la búsqueda de una identidad neoprehispánica utilizaron el estilo “maya” para su construcción y decoración.

Su tratamiento es totalizador desde la fachada, con un acabado rústico, hasta los interiores con paisajes en las paredes donde se observan motivos prehispánicos como serpientes, jaguares, entre otros elementos de fantasía.

El portal está formado por arcadas de medio punto que dan acceso al teatro y está rematado por un arco monumental de carácter moderno, que se adapta al estilo arquitectónico imperante en el reparto Lutgardita.

Cuando uno penetra en su interior de la sala teatral tiene la sensación de estar dentro de una cueva o ser parte de una expedición arqueológica. Este es un teatro atmosférico que remeda la bóveda celeste. En el cielo titilan las estrellas y cuando se construyó contaba con un mecanismo que movía la luna.

El telón de boca posee decorados con temas de la roca circular de Tikal. Sobre los muros se contemplan dos murales del pintor y escenógrafo Fernando Tarazona que representan el paisaje de Centroamérica y sirven de fondo a la decoración.

En tanto, las balaustradas del balcón y la orquesta son de caoba, igual que las mil lunetas. Las lámparas y cabeceras de las butacas están fundidas en aluminio y todas se corresponden con el estilo predominante en el teatro.

El edificio –que en la actualidad ostenta el nombre de teatro Sierra Maestra– ocupa un tercio de la manzana. En él existen algunas viviendas. Posee una galería de arte y un centro nocturno en su sótano.

Hace poco más de tres años, este cine-teatro fue remodelado. Como asegura el profesor de la Facultad de Arquitectura de La Habana, Carlos Guerra Astorga, este inmueble es una de “esas ocultas joyas edificadas” y todos debemos “destacar o divulgar sus valores y contribuir a la conservación de ese patrimonio construido, a veces, más reconocido en el ámbito internacional que por sus propios vecinos”.

Ya lo sabe, si algún día anda de tránsito por la zona no pierda la oportunidad de apreciar los grandes valores que ostenta este cine-teatro casi desconocido y que debería tener una vida cultural más activa en beneficio de la comunidad donde está enclavado.