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Cuba será un país de viejos y debe aprender a vivir con ello

En pocas décadas Cuba será un país de viejos y tendrá que aprender a vivir con ello. El envejecimiento de su población, acelerado por factores como la larga esperanza de vida, la baja tasa de natalidad, la casi nula recepción de inmigración y la salida del país de una cantidad de jóvenes cada vez mayor, coloca al país en una delicada situación para la que no parece, en forma alguna, estar preparado.



Ya en 1978 la población de adulto con 60 años o más superaba el 10 % del total, una proporción que se ha elevado en la actualidad a más del 15 %. Desde entonces ha crecido también la esperanza de vida que se ha colocado sobre los 78 años, lo que unido a la reducción sustancial de la tasa de natalidad, amenaza con poner la pirámide poblacional de cabeza. Para fecha tan próxima como el 2025, la cuarta parte de la población cubana tendrá más de 60 años y el promedio de edad será de 44.

Desafortunadamente para los que viven en la Isla, ni la población, ni las instituciones, ni la infraestructura del país parecen estar preparadas para asumir esta crisis de envejecimiento. Una población con una capacidad intelectual disminuida por el proceso de envejecimiento y con una mayor demanda sobre el sector de Salud Pública ya deprimido parece ser un reto demasiado fuerte para el frágil aparato económico e institucional cubano.

Los proyectos que ha llevado a cabo el Estado cubano para tratar de irse preparando para el envejecimiento acelerado de su población no han resultado todo lo eficaces que hubiesen deseado las autoridades. En 2014 destinaron 66 millones de pesos para reparar, ampliar las capacidades y agregar más servicios en los hogares de ancianos. Sin embargo, cuatro años después, el deterioro sigue enseñoreándose de estas instituciones, los ancianos continúan hacinados y no hay capacidad para dar respuesta a una demanda que por lógica sólo irá en ascenso.

A pesar de la resistencia natural de los cubanos hacia los asilos y de que muchos ancianos prefieren padecer en soledad antes de tener que entrar en una de estas instituciones, la población debe irse educando en la necesidad de entrar en ellos. Así como también se hace necesario que el Estado o los poderes locales inviertan para la multiplicación de hogares diurnos o casas de abuelos como una alternativa para la atención a los ciudadanos de la tercera edad.

No son suficientes unos pocos anuncios en la televisión y libros de autoayuda para que los cubanos aprendan a envejecer bien. Será necesario mejorar sus hábitos de vida, su educación alimentaria y sus conocimientos sobre cómo deben vivir las personas de la tercera edad.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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