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Conozca la calle San José, una de las más antiguas y hermosas de Trinidad

Trinidad es una de las ciudades más hermosas y coloridas de Cuba. Sus visitantes quedan maravillados al visitarlas pues parece detenida en el tiempo. Tiene varios rincones que encantan y la magia de esta ciudad atrapa. Les recomiendo recorrer cuando la visiten la calle San José, que es de las más antiguas de la que fuera la tercera villa fundada en Cuba. En documentos tempranos no se le da nombre, y se alude a ella por el de sus vecinos. Entre otras denominaciones se la señaló como la «calle que cruza de la Contaduría a la calle de la Amargura», pues el edificio donde radicó la primitiva Contaduría o aduana estuvo ubicado en el fondo de la casa del delegado de la Real Hacienda, Pedro de Villa y Goicochea, en San José esquina a Encarnación. También se le llamó calle «de Las Flores». A mediados del siglo xviii, la cuadra entre Real del Jigüe y Amargura se nombraba «de San José», patrono de la familia y la buena muerte, por la fiesta que los Rodríguez de Aranaz celebraban en honor del santo el 19 de marzo. Finalmente, fue llamada de San José en toda su extensión. En la calle San José, en el tramo cercano a la Plaza Mayor, se fabricaron algunas de las casonas de mayor envergadura de mediados del siglo XVIII. Entre las más destacas y que son muestra y símbolo de la arquitectura cubana de su época están:



CASA DEL TENIENTE PEDRO DE VILLA Y GOICOCHEA

 

De esta edificación se tienen datos a partir de 1750, cuando Villa y Goicochea se la compra a Juan Marín. Era entonces una de las viviendas más sobresalientes, de la cual existen referencias muy anteriores; de alto puntal y fachada de casi treinta metros de ancho, estaba rematada con los tradicionales aleros de sardineles.

 

CASA DE MARTÍN ALTUNAGA DE AGUSTÍN-ABONA Y ANTONIA HERNÁNDEZ DE RIVERA VILLA Y GOICOCHEA

Entre las más antiguas de la ciudad, perteneció inicialmente a Felipa Ponce de León, cuando estaba formada por dos viviendas: una de mampostería y teja con frente a la calle San José, y otra, anexa, de «paja». La de «paja» fue la unidad primera, sin dudas del siglo xvii, orientada con el frente hacia la calle Real, como era común en los siglos tempranos, cuando los lotes se emplazaron al norte o al sur de los ejes dispuestos en sentido este-oeste.

 

CASA DE JUAN GONZÁLEZ DE IGLESIAS

En su solar existió en 1747 una casa de guano, madera y embarrados, «vieja y deteriorada», con un colgadizo de teja, comprada por Carlos Merlín, quien edifica en este solar una de las viviendas más espléndidas de mediados del siglo xviii, con alto puntal, vanos de baja altura, y triple alero de tejaroz como remate de la fachada, y se la vende en 1764 a Juan González de Iglesias.

CASA DEL REGIDOR FRANCISCO PRESTO DE ACOSTA

Se tienen noticias a partir de 1741 de esta espléndida vivienda que cuenta con unos de los techos de armadura más notables de la ciudad, decorados con trazos geométricos y fechados el 14 de abril de 1745.

 

Por estas casas de San José podemos conocer cómo fueron las viviendas a mediados del siglo XVIII en el interior del país. Las alcobas dan a la calle. Son casas de grandes espacios y pocas habitaciones. Sus moradores no tenían nuestro sentido de la privacidad. Si se trataba de familias pudientes, en la alcoba principal dormía el matrimonio en cama junto a los numerosos hijos que se acostaban en catres, abiertos en la noche y colocados detrás de los armarios por el día. También las recámaras se utilizaron como dormitorios para miembros adultos de la familia. Los esclavos, pocos en número, se ubicaban en los colgadizos y dependencias construidas en el solar o aledañas a la vivienda principal. Convivían padres, hijos, parientes cercanos, clientela y servidumbre. Aún en la actualidad, carecen propiamente de cocina, y se ha adecuado un lugar para tal destino en lo que fuera el comedor, en las galerías o en una de las recámaras.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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