¿Conoce usted dónde se encuentra el Zoológico de Piedra de Cuba?

miércoles, 11 de abril de 2018

Este carismático lugar, único en el orbe, se encuentra en Yateras, provincia de Guantánamo. En la finca San Lorenzo de la  oriental región cubana en un perímetro de dos hectáreas existe la topografía abrupta donde cobró vida este singular parque.

Ángel Iñigo Blanco, escultor autodidacta inició las obras con un León medio sonriente el 21 de diciembre de 1977. Esculpiendo en las rocas y revelando figuras de animales alcanzó poco a poco sin descanso un total de 426 esculturas talladas.

Elefantes, una gigantesca serpiente luchando contra un toro, un simio de proporciones descomunales, diminutos animalitos delante de una gruta. Es como si Ángel Iñigo, le sacara a cada roca las imágenes que él veía desde que observaba los peñascos de aquel paraje rodeado de árboles maderables y frutales.

También Ángel Iñigo Pérez, hijo, se sumó a este quehacer artístico con la piedra como materia prima, labrada con cinceles y martillos.
El hijo es el continuador de obras escultóricas tales como: Gallo y Gallina, Lagartos, Conjunto de seis Conejos, Bisontes, Gallinas de Guinea, Perro y Gato.

Para escalar hasta la parte más alta debe recorrerse 324 escalones, en un entorno selvático. Por estas características de placer y belleza natural fue declarado el sitio Patrimonio de la nación cubana, el veintiséis de junio de 1985.

Si te adentras bien en el zoológico podrás ver Hipopótamos, Perro Lobo, Pavo real, Conjunto de Almiquíes, Africanos y jabalí, Aldea taína.

La piedra era como un reto para estos escultores, como un monumento a la creatividad, así como orgullo  del noble pero aguerrido pueblo de Yateras.

Se cuenta que cuando el artista Ángel Iñigo se encontraba con una piedra la miraba, la acariciaba y luego se retiraba. Le gustaba madurar la idea después de pensar ¿Qué podía sacar de allí?

Al amanecer del día siguiente cuando a penas salía el sol se dirigía al lugar seleccionado entre cafetales, con palas, barreta y otras herramientas.

Esa fue la clave para lograr un singular paraje donde las piedras cobran vida.