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Conoce algunos interesantes datos sobre los pescadores habaneros

 



Podría decirse que entre los pescadores de orilla y el malecón habanero existe una especie de matrimonio “bien llevado”. Sus encuentros son siempre citas a ciegas, pues nunca muere la incertidumbre de si algún pez pique carnada alguna. Aun así, los pescadores siempre vuelven. Se pasan días y noches juntos, acompañados de su pita de nylon, sus varas remendadas, sus condones en forma de globos atados a la punta del anzuelo, siempre con la esperanza de pescar algo, más allá de una insolación o agotamiento.

Si cerramos los ojos y recordamos el paisaje de nuestro litoral costero, de seguro no faltarán los pescadores que reciben el sol entre sus redes, mientras las gaviotas sobrevuelan sus cabezas. Muchos de ellos son la descendencia de los primeros pescadores que hubo en la ciudad, por lo que llevan en su fenotipo la fuerza y la resistencia al clima de Cuba.

Aunque algunos salen a bordo de pequeñas embarcaciones, la mayoría se sirven del sostén que les brinda el muro, desde donde lanzan al mar su vara de pescar. Es entonces cuando el tiempo parece detenerse hasta la llegada del desdichado pez, que muerde la carnada.

Pero lo cierto es que pescar en el Malecón también tiene su ciencia. Los pescadores conocen cuáles son las mejores áreas para colocarse, así como los horarios donde más pican los peces. Así podemos verlos muchas veces en manada, tomando prestado el espacio personal del otro para compartir-en lo que llega el pez-  largos silencios, sueños, calores y anécdotas. 

El pescado que extraen es vendido a locatarios del mercado o consumido por ellos mismos. Pero no todos regresan del Malecón con botín de Poseidón en sus manos. Sin embargo, los menos favorecidos son los primeros en volver porque mañana será un nuevo día.

Podría decirse que entre los pescadores de orilla y el malecón habanero existe una especie de matrimonio “bien llevado”.  -lacachazadelotoño.com

Y es que esos son los pescadores habaneros, verdaderamente enamorados de su quehacer. Como si pescar en el muro del Malecón los librara del ruido de los autos, las parejas que se besan al lado, los turistas que les piden fotos con su “poliespuma”, sus redes, y sus canas de segunda mano.

 

Por: Alejandra Angulo Alonso

Escrito por | Redacción TodoCuba

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