Cachao, el inmortal músico cubano que más elevó el bajo

sábado, 15 de septiembre de 2018

El 14 de septiembre de 2018 hubiese cumplido cien años Israel López, conocido por todos como Cachao, el genial músico cubano que más elevó el bajo.

Nacido en La Habana Vieja, provenía de una familia que sentía verdadera locura por ese instrumento. Al menos 35 parientes suyos lo tocaron, lo mismo en la Filarmónica de La Habana que en conjuntos de música popular.

Cachao fue el seudónimo que adoptó en honor de su abuelo Aurelio López Cachao, el músico que más influyó en su formación, pero también fue una marca que lo distinguió entre los bajistas de todo el mundo.

Desde niño, como todos en su familia, supo ganarse la vida con la música. A los ocho años ya era percusionista, trompetista y tresero. Luego le atraparía el bajo, con el que amenizaba películas silentes en La Habana de los años 20, dirigido por Bola de Nieve.

Con sólo 13 años ingresó en la Orquesta Filarmónica de La Habana. Su talento era enorme, pero no su estatura por lo que tenía que tocar el bajo subido sobre una caja de madera. Treinta años (1930 – 1960) perteneció a la Filarmónica y aunque esta formación clásica fue fundamental en su accionar como músico siempre le obligó a buscarse unos pesos extras en otros empleos porque la música de cámara no era precisamente la mejor pagada.

Así trabajó en centros nocturnos con orquestas de música popular lo que le convirtió en un músico de horizontes enormes, capaz de moverse entre los clásicos europeos, el danzón y los ritmos afrocubanos.

La necesidad de buscarse la vida en el exilio lo llevó a un largo periplo por Europa y Estados Unidos aceptando todo tipo de trabajos desde bodas católicas y bautizos hasta mitzvahs judíos. Fueron tres décadas en que su talento permaneció casi oculto, pero siempre latente. Tanta necesidad padeció que Arturo Sandoval le tuvo que alquilar un bajo para que tuviera tocar.

Pero como la vida, casi siempre, premia a los buenos, aunque sea final; en 1993 fue “redescubierto” y a partir de ahí todo fue hacia arriba: Grabaciones con los mejores músicos cubanos, conciertos, grammys y giras por el mundo, a la que jamás volvió y murió con el dolor de no poder volverla a ver.