Buque San Pasqual, la historia olvidada del espectacular barco de hormigón que está encallado en las costas de Villa Clara (+ Fotos)

sábado, 1 de diciembre de 2018

El San Pasqual, único barco de hormigón armado que existe de los cuatro construidos por Pacific Marine Construction en 1920, se encuentra anclado intencionalmente desde 1933 en las aguas de Cayo Francés, provincia de Villa Clara.

Este astillero fabricó las embarcaciones en San Diego, California, con el objetivo de almacenar y transportar mieles. El diseño del Pontón, como también se le conoce, no fue efectivo para la navegación, por lo cual fue descontinuado. A pesar de esto, por su estructura, el navío se considera una obra maestra de la ingeniería naval, una rareza tecnológica con un alto valor histórico y cultural, aseveró el historiador de Caibarién, Juan Emerio Sánchez Freira.

Punta Alegre Sugar Company compró la embarcación y se ocupó de que fuera remolcada hasta las aguas donde todavía descansa a 16 millas del puerto de Caibarién y allí, por muchos años, sirvió de almacén flotante para 14 centrales azucareros, comentó el especialista Armando Cruz en su artículo El San Pasqual, para la revista Mar y Pesca No. 312.

El periodista Luis Sexto describió en su artículo Barco varado sí gana flete, del blog Patria y Humanidad, cómo los buques acudían a él y transportaban la melaza a sus bodegas para después dirigirse hacia Norteamérica.

Sánchez Freira recalcó que el Pontón sirvió como estación naval y antiaérea para el ejército norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial, el cual, con ametralladoras y cañones de tiro rápido, buscaba repeler potenciales ataques alemanes.

“El mártir Marcelo Salado cumplió servicio militar en el buque durante ese período y quedó negativamente impresionado por la prepotente actitud de los soldados estadounidenses, la mayoría hijos de ricos hacendados”, subrayó el historiador.

La periodista e investigadora de temas históricos Raisa Guevara, de la emisora Radio Caibarién, asegura que en él encarcelaron temporalmente, después del triunfo de la Revolución, a soldados batistianos capturados durante el asalto al Tren Blindado, dirigido por Ernesto Che Guevara cuando se libraba la batalla de Santa Clara.

“Hace pocos años sus camarotes fueron adaptados para servir de alojamiento hotelero y de museo marítimo a los turistas interesados en explorar la vida acuática existente en los variados arrecifes que lo rodean”, agregó Guevara.

Danaiky González, trabajadora del Pontón en su etapa de hotel, recuerda que “en su interior hacía mucho calor. La embarcación nunca se climatizó y en las tardes el olor a miel putrefacta que ascendía de las bodegas era insoportable, por lo cual los clientes no pernoctaban. Muchos preferían alojarse en Punta Periquillo, un resort que ofrece la oportunidad de estancia nocturna.”

El proyecto de remodelación no tuvo éxito y el San Pasqual fue, una vez más, abandonado a sus memorias y leyendas, como aquella de la guasa del Pontón, pez gigantesco, que cual mítico custodio de los secretos del navío, se tragaba de un tirón a los pescadores y sus capturas.