fbpx

¡Bonito y sabroso siempre!

Según cuentan las historias populares, Gundo era descendiente del rey de una tribu del Congo y a los nueve años fue capturado por traficantes de esclavos y vendido a Ramón Paredes, dueño de una plantación en Cuba. Así llegó a la Isla la sangre persistente y emprendedora de la familia Moré.



Pronto Gundo pasó a llamarse Ta Ramón Gundo Paredes y luego, Ta Ramón Gundo Moré. Una de sus bisnietas trajo al mundo 18 hijos y el mayor de ellos nació el 24 de agosto de 1919 en Santa Isabel de las Lajas, lo nombraron Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez.

Aquel niño disfrutaba las serenatas y constantemente participaba en descargas y fiestas del pueblo. Pronto supo que su camino estaba en la música y decidió irse a La Habana a probar suerte. En una ocasión, recordando aquellos tiempos, confesó en una entrevista:

“Me lancé a la calle con una guitarra al hombro a cantarle a los turistas. No me avergüenzo de ello; Carlos Gardel también lo hizo en la Argentina y es el rey del tango”.

Su talento tuvo éxito. A partir de 1943 realizó sus primeras presentaciones radiales con el Sexteto Fígaro, en 1944 debutó en la Emisora Mil Diez con el Septeto Cauto y pronto comenzó a trabajar con Miguel Matamoros, quien lo evocaba así: “Bartolo siempre fue un gran muchacho. Recuerdo que lo conocí allá por 1944 cuando yo dirigía el Conjunto Matamoros, que formé en el Hotel Nacional en 1942. Me gustó su voz, la manejaba a las mil maravillas y hacía con ella lo que le venía en gana”.

Al concluir una de sus giras por México con esta agrupación, Benny decidió quedarse en el país azteca. Iba a casarse con una joven llamada Juana Bocanegra y además, quería probar suerte en aquellas tierras. Así comenzó a cantar en la orquesta de Dámaso Pérez Prado.

Por aquellos años, Benny Moré figuró en varias películas como Carita de ángel (1946); Novia a la medida (1949); Cuando el alba llegue o Fuego en la carne (1949); y Quinto patio (1956). Fue aquella una etapa de su vida prolífera y llena de inspiraciones:

Pero que bonito y sabroso
Bailan el mambo las mexicanos
Mueven la cintura y los hombros
Igualito que las cubanos

Con un sentido del ritmo
Para bailar y gozar
Que hasta parece que estoy en La Habana
Cuando bailando veo una mexicana
No hay que olvidar que México y la Habana
Son dos ciudades que son como hermanas,
Para reír y cantar

Ya en noviembre de 1953, Benny Moré funda su Banda Gigante y desde entonces instauró un original estilo para dirigir la orquesta porque no sabía leer música. El público admiraba sus giros, el movimiento de su bastón, su ritmo contagioso sobre el escenario. Cada paso de Benny maximizaba el deleite que provocaba su música, un divino complemento.

“Los músicos con ideas geniales, que no conocen de escritura musical, van dictando la melodía; pero Benny iba más lejos, además de dictar los giros melódicos, conformaba una orquestación. Decía: ꞌLas trompetas tienen que hacer esta figura, y los saxofones esta otra, los trombones este otro diseñoꞌ. En las grabaciones, podía parar y, a puro oído, buscar los acordes atinados. Eso dejó loco al director de la Aragón, Rafael Lay, en una grabación donde estuvo presente”, explicó en una entrevista, Celso Gómez, uno de los fundadores de aquella agrupación.

Quizás por ese estilo tan sincero y popular, los cubanos sintieron tanto la muerte de Benny el 19 de febrero de 1963. Su sepelio estuvo acompañado por una inmensa peregrinación popular y, como lo pidió, sus restos descansan en su natal Santa Isabel de las Lajas, en una tumba declarada Monumento Nacional en noviembre de 2009, primer sepulcro con esa condición en el país.

Escrito por | Redacción TodoCuba

Patrocinado por: CubitaNOW - Noticias de Cuba