Bola de Nieve: conjugación inigualable entre lo bohemio y la palabra

jueves, 5 de octubre de 2017

Bola de Nieve (apodo perteneciente a Ignacio Jacinto Villa y Fernández), fue uno de los más geniales músicos de la mayor de las Antillas. Compositor, cantante y pianista que contando con un estilo muy personal, formó parte de los mitos latinoamericanos del siglo XX. Sus canciones eran libros que narraban historias antiguas donde, personajes hacían gala de una peculiar (pero magistral) manera.

El origen de Bola de Nieve (su apodo) ha sido sinónimo de debates, ya que su origen se remonta por algunos gracias a Carlos Guerrero (el doctor de su barrio) mientras que otros defienden que nace gracias a la popular Rita Montaner.

Aunque su sueño consistía en obtener su doctorado en Pedagogía y en Filosofía y Letras, comenzó con el solfeo a la edad de 11 años. Su dedicación por la música hace surgir un sentimiento maravilloso para el disfrute de los cubanos de la época. Este artista versátil cantaba en inglés, francés, italiano y portugués aunque se definía de esta manera: “…creo que lo mejor que me califica es mi personalidad de intérprete; no soy exactamente un cantante, sino alguien que dice las canciones… Siempre he dicho que yo no canto, sino que expreso lo que las canciones, pregones o poemas musicalizados tienen dentro. Cultivo la expresión más que la impresión. No me interesa impresionar. Lo que me interesa es tocar la sensibilidad del que escucha”.

Pablo Neruda expresó que Bola de Nieve se ha había casado con la música y que en la intimidad de los pianos y cascabeles vivía con ella. Entre sus creaciones están «Messié Julián», «Drume Negrita», «Vete de Mí», «Si me pudieras querer», «La flor de la canela», «Chivo que rompe tambó», «La vida en rosa», las cuales hacen derroche de su arte afrocubano como embajador de la música cubana.

Su arte y música fue brindado a nuestro pueblo y en especial al municipio Guanabacoa que lo acogió en la actual Casa de la Cultura. Interpretación hecha poesía, canciones y diálogos aderezados de una picardía criolla con sabor a una Cuba misteriosa, dulce, sabrosa y llena de amor, humilde, chistoso, encantador y sofisticado, “El Bola” quedó plasmado en la leyenda, donde la historia entrelazando la música y su palabra, es incapaz de eliminarlo.