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Así hundió la Marina de Guerra de Cuba un submarino alemán durante la II Guerra Mundial

Al entrar Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial tras el ataque japonés a Pearl Harbor, Cuba también se unió al esfuerzo de las potencias democráticas por derrotar al Eje. Aunque el Mar Caribe se encontraba muy lejos de los principales escenarios de la guerra, Alemania envió varios submarinos para entorpecer el tráfico comercial de los Estados Unidos y crear el pánico entre los aliados de este en América.



Muy pronto Cuba pudo conocer de primera mano el poder terrorífico de estas máquinas de guerra: el 12 de agosto de 1942 los mercantes cubanos Manzanillo y Santiago de Cuba, que habían salido formando parte de un convoy escoltado por unidades de la Armada de Estados Unidos, fueron torpedeados por el submarino alemán U-508 comandado por el teniente de navío Georg Staats.

Primero fue impactado el Manzanillo que se hundió en cuestión de minutos y poco después el Santiago de Cuba. 31 tripulantes perdieron la vida (20 en el Manzanillo y 11 en el Santiago de Cuba).

Como no era seguro que los buques de sus aliados navegaran sin escolta, Estados Unidos comenzó un programa de ayuda militar a las naciones latinoamericanas aliadas en la lucha contra el fascismo. A la Marina de Guerra de Cuba le fueron entregados varios cazasubmarinos y personal escogido de esta fue entrenado en el territorio de la Unión para tripularlos.

Precisamente, el 15 de mayo de 1943, tres de estas pequeñas unidades navales (el cs-11, el cs-13 y el cs-22) se encontraban escoltando un convoy que navegaba entre los puertos de Isabela de Sagua y La Habana, cuando un hidroavión de la Marina de Guerra de los Estados les hizo señales para advertirles que había avistado un submarino alemán en la zona.

El líder de la escuadrilla le ordenó entonces al alférez de fragata Mario Ramírez Delgado, quien se encontraba la mando del cs-13 que encontrara y atacara el submarino enemigo con cargas de profundidad.

La máquina de guerra alemana fue detectada por el sonar del cs-13 y este se dirigió en zafarrancho de combate hacia la zona donde se encontraba.

Al pasar sobre el submarino, que fue sorprendido por completo, los marineros cubanos le lanzaron varias cargas de profundidad. El U-Boat 176, al mando del experimentado comandante Reiner Dierksen trató de escapar sumergiéndose a toda máquina pero no lo logró. La tercera carga de profundidad lanzada por los cubanos lo alcanzó posiblemente en la cámara de torpedos y la nave comenzó a hacer agua.

La columna de agua turbia que se elevó tras el impacto y la gran mancha de aceite que se formó en el agua confirmaron la terrible suerte sufrida por el submarino alemán que se hundió con sus más de 50 tripulantes a bordo.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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