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Así es la Tumba del Mambí Desconocido en el Capitolio Nacional

Nadie sabe dónde murió. Nadie sabe su nombre. Nadie sabe si fue negro o blanco. Pero en el Capitolio Nacional, el edificio más imponente de la República descansan sus restos. Allí yace en una majestuosa tumba el Mambí Desconocido, en representación de los miles que murieron de forma anónima en los campos de Cuba durante las luchas por su independencia.

Contrario a la costumbre extendida en otras naciones de honrar a sus soldados anónimos muertos en batalla la Tumba del Mambí Desconocido tardó más de 150 años en construirse en Cuba.



La tumba que no se construyó

Aunque el  arquitecto Félix Cabarroca, que junto a Evelio Govantes proyectó la sede del Congreso cubano, tuvo en cuenta la creación del santuario para honrar a los que murieron durante las luchas por la independencia, al inaugurarse el Capitolio el 20 de mayo de 1929, esta obra, junto a otras propuestas por los célebres arquitectos no estaba construida.

Pretendía Cabarrocas que la cripta y la tumba del Mambí Desconocido estuviera a los pies de la estatua de la República – donde luego se colocó el famoso brillante – y que allí se abriera un mirador para que los que visitaran el Capitolio pudieran ver la tumba ubicada en la planta baja.

Aldabas de bronce sobre la Tumba del Mambí Desconocido

En el Libro del Capitolio (1933) se explica la idea de Cabarrocas y cuál era el objetivo del santuario que finalmente no se construyó:

“(…) El público podrá contemplar el sarcófago, pero a cierta distancia, desde la baranda que circunda la abertura central de la rotonda y mirando hacia abajo, esto es, hacia el seno de la tierra, donde cayó para siempre el héroe anónimo”

Este diseño original era mucho más fastuoso que el que existe actualmente. Sin embargo, por alguna razón que no se puede precisar, nunca llegó a terminarse.

El piso sobre el que se colocaría el brillante se cerró y debajo se construyó la cripta, aunque nunca se colocó el sepulcro que debía ocupar su centro.

La Tumba del Mambí Desconocido

Al cerrarse el Capitolio por largos años para ser sometido a una reparación capital se retomó la idea de construir el Santuario pospuesto tantos años.

Hoy se encuentra abierto al público, y aún sin el lustre del proyecto original Cabarrocas y Govantes es sino uno de los más impresionantes salones del Capitolio Nacional, sí el más solemne.

Las palabras en bronce del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes ornamentan el recinto

Los visitantes acceden a través de tres puertas de hierro forjado de carácter romano con ornamentos alusivos a la República de Cuba y al llegar a la cripta escuchan la bella paráfrasis sobre el Himno Bayamés compuesta por Hubert de Blanck e interpretada por la Camerata Romeu.

Allí un anillo de rosas contrasta con el bronce del escudo de casi dos metros que se encuentra colocado sobre la tumba y del que nacen hojas de laurel y acanto que envuelven la piedra blanca del sepulcro.

La tumba de piedra se encuentra rodeada de todas las banderas del continente americano, además de las de España y Portugal. Presiden con justicia a todas estas enseñas nacionales las banderas de Cuba y Puerto Rico, las naciones que José Martí pretendió liberar al fundar el Partido Revolucionario Cubano.

Al fondo, tallados en bronce se encuentran el Escudo de Armas de Cuba, la partitura del Himno de Bayamo y las palabras que pronunciara el Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes al ser nombrado Presidente de la República.

La restauración respetó los elementos salvables del proyecto original de Cabarrocas, desde la estructura hasta el color de las paredes y los ornamentos.

Ahora que, finalmente, se encuentra abierto al público es un lugar que debería visitar todo aquel viajero que llegue a Cuba.

Vale la pena en todos los sentidos.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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