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Arsenio Peña, el guarachero ciego de La Habana que solito arma una orquesta (+ Video)

Arsenio Peña es ciego, pero eso no le impide buscarse la vida por las calles de La Habana. Él solito es una orquesta y forma su rumba por las calles de Obispo o San Rafael, donde siempre se le puede ver rodeado de transeúntes curiosos que le toman fotos y videos y le dejan alguna propina.



Su crónica musical es la del doble sentido y lo mismo le canta al chikungunya que al apagón. Para su peculiar espectáculo Arsenio toca la guitarra con sus manos, las maracas  con su pierna derecha y la filarmónica que cuelga de su cuello con la boca. Además se auxilia de varios muñecos que incorpora a su show (uno toca el guayo y otro un gracioso sapo en su sombrero sale de vez en cuando para darse un trago de Planchao, el popular ron cubano que se vende en pequeñas cajas de cartón).

Todo esto exige una coordinación exquisita, más en un hombre ciego. Por eso al artista lo ayuda una mujer que cuida que ningún desalmado le robe el dinero que los que presencian su actuación depositan en sus alcancías.

Este artista genuino bien pudiera presentarse en mejor escenario que los contenes de La Habana, pues talento no le falta. Sin embargo, como no tiene dirección legal en La Habana no puede ser contratado en la “capital de todos los cubanos”.

Algunos envidiosos – porque la envidia es en Cuba el deporte nacional tanto como la pelota – dicen que es un vago que “sentadito se está haciendo millonario”. Pero la realidad es muy distinta, Arsenio necesita trabajar para vivir y lo hace con dignidad, valiéndose de su arte, sin mendigar.

Un arte que, además, le ha hecho pasar malos ratos porque otros “artistas callejeros” consideran que les está robando el público y se ensañan con él sin importarles que se trate de un hombre ciego. También la policía lo ha obligado a detener su show y lo ha multado.

Pero él sigue “luchando” por conseguir la dirección en La Habana y poderse legalizar para vivir de su música. Después de todo en Cuba se vive del aire, del cuento, del invento y de la muela y nadie se escandaliza.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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