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Amaro, el pueblo cubano de las aguas maravillosas que sueña con volver a ser turístico

Hubo una época en que Amaro, una pequeña comunidad del municipio Santo Domingo, en Villa Clara fue un lugar próspero. Entonces las damas de sociedad caminaban entre las arboledas que conducían al manantial de aguas ferruginosas que le hizo famoso en toda Cuba.



Todavía el pozo de aguas salutíferas se encuentra en Amaro, pero sólo quedan ruinas de las casetas de baño y las duchas que utilizaban los turistas. Hace muchos años que no se ve a ninguno por Amaro.

Al balneario se llegaba a través de un camino arbolado que enlazaba con la Gran Vía, la calle principal del pueblo.

La Gran Vía no es una guardarraya ni una callejuela sin esplendor como las que abundan en las comunidades rurales de Cuba. La calle principal de Amaro es majestuosa, con parterres a ambos lados y cómodas aceras que no envidian nada a las de los barrios más lujosos de la Isla.

Tras el fin de la Guerra del 95, Amaro se puso de moda. Muchos oficiales del Ejército Libertador cubano fijaron allí su residencia. Ya entonces eran famosas sus aguas medicinales y el pueblo gozaba de un buen clima, una altura adecuada para los que padecían enfermedades de los pulmones. Existían además extensos boques en los que se podía pasear y cazar.

Los nuevos residentes urbanizaron el pueblo, construyeron bellos chalets campestres y lo convirtieron en una de las comunidades rurales más pintorescas de la Isla. Luego llegaron los temporadistas para disfrutar de los baños que se construyeron y Amaro vivió su época de mayor esplendor.

Numerosos grupos atravesaban los bosques con las escopetas al hombro o disfrutaban en una gran piscina rodeada de árboles que se alimentaba del agua de un manantial muy cerca del balneario.

Pero todo desapareció tras el triunfo de la Revolución Cubana de 1959. El hotel – balneario sufrió un pavoroso incendio que lo destruyó por completo; los chalets fueron pulverizados por los ciclones y los delincuentes; la embotelladora del agua Amaro, que tanta fama tuvo, fue liquidada para potenciar a Ciego Montero; la carretera que mejor acceso brindaba al pueblo quedó bajos las aguas de la presa Alacranes y se convirtió en un pantano.

Al dejar de llegar los turistas Amaro se fue muriendo de a poco. Las autoridades del ministerio del Turismo se enfocaron en los destinos de sol y playa, y los manantiales de Amaro quedaron en el olvido como los de San Miguel de los Baños y otros tantos.

Amaro, que en la década de 1950 se definía como uno de los pueblos menos rurales entre los pueblos rurales de Cuba; es hoy otra comunidad aislada y pobre, en la que sus habitantes sueñan con el regreso de un pasado glorioso.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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