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A 99 años de su nacimiento El Bárbaro del Ritmo sigue más vivo que nunca (+ Video)

Si alguien le dice que escuchó un disco de Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez, quizás no sepa de quién se trata. Pero si le dicen: acabo de oír a Beny Moré, enseguida sabrá que era un cubano que le brotaba la música por los poros, conocido como “El Bárbaro del Ritmo”.



De gran intuición musical y sin ninguna academia, nació el 24 de agosto de 1919 en el barrio de Pueblo Nuevo, en Santa Isabel de las Lajas, en la entonces central provincia de Las Villas. Desde pequeño cantaba y aprendió a tocar la guitarra. En esa época se dedicó a cultivar la tierra y a realizar otros trabajos para ganar el pan, pero nunca dejó de cantar para sus amigos y a los 16 años formó parte de su primer conjunto musical.

Cuentan que en 1937 viajó a La Habana, donde trabajó como vendedor de frutas y plantas medicinales. Luego regresó a su pueblo natal, en el que tuvo que cortar caña junto a uno de sus hermanos y con los ahorros de ambos logró comprarse una guitarra.

Con su voz excepcional regresó a La Habana en 1940 y comenzó a cantar en algunos bares y cafés. Poco después participó en un concurso radial en el que obtuvo el primer lugar, lo que le propició formar parte de algunas agrupaciones musicales.

Una vez sustituyó a Miguel Matamoros, otro de los grandes de la música cubana, integrante del Trío Matamoros. Este le propuso integrarse a su conjunto en 1945 e ir de gira por México. Por esa época lo bautizaron con el nombre artístico de Beny Moré. En ese país fue descubierto por Mario Rivera Conde, quien lo vinculó con importantes orquestas, como la de Pérez Prado y la del compositor mexicano Raphael de Paz. Esto le permitió conquistar gran fama y experiencia musical.

Regresó a Cuba a principios de la década del cincuenta. A pesar de la popularidad alcanzada en varios países latinoamericanos era desconocido en la isla, pero pronto fue acogido por algunas orquestas. También trabajó para la emisora RHC Cadena Azul junto a la orquesta de Bebo Valdés. El presentador de ese programa le puso el sobrenombre de El Bárbaro del Ritmo, dicen que por una canción que interpretaba llamada ¡Oh, Bárbara!, y sin dudas, ya nunca dejó de serlo. Luego retornó a México para cumplir con diversos contratos.

En 1953 volvió a La Habana y fundó su agrupación: la banda gigante o su tribu, como él la llamaba, con la que alcanzó su merecida gloria. Entre algunos de sus éxitos están: “Bonito y sabroso”, su primera grabación en Cuba, “Qué bueno baila usted”, “Santa Isabel de las Lajas”, “Cienfuegos”, “Hoy como ayer” y “Te quedarás”.

Tenía una voz de tenor con la que lograba interpretar todos los géneros de la música cubana, pero en especial el son, el mambo y el bolero. Su banda, integrada por más de 40 músicos, contaba con una sonoridad única y el talento necesario para seguir a su director en cualquier improvisación.

Junto a ella viajó a varios países y al triunfo de la Revolución decidió permanecer en Cuba hasta su muerte el 19 de febrero de 1963, víctima de una cirrosis hepática. No obstante, trascendió hasta la actualidad como uno de los cantantes más populares de la historia musical cubana y si pudiera hoy le diría: “Beny, entre nosotros, por siempre te quedarás”.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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