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Niño de la Bota

Las 5 curiosas versiones del “Niño de la Bota” del parque Vidal en Villa Clara.

Si preguntamos a los santaclareños sobre cuántas variantes del Niño de la Bota han pasado por nuestro parque Leoncio Vidal Caro a través de su historia, unos le responderán “uno” otros “dos”, tal vez alguno mejor informado conteste “tres”, pero de seguro, por muy bien enterado que esté el interrogado, se le ocurrirá decir “cinco”, y sin embargo, ese ha sido el número de cambios adoptados por nuestro querido Niño, devenido hoy símbolo de la ciudad.



Han sido varias anécdotas alrededor de esta estatua. Unos plantean que representa un golfillo con rasgos afrancesados; otros, un chico harapiento jugando con su botica rota. Pero, la realidad es muy diferente: el monolito reproduce a los chicos que acompañaban las tropas del ejército norteño en la guerra civil entre el norte y el sur de los Estados Unidos. Estos chicuelos marchaban tocando tambores, por lo que se les llamaba “drummer boys”, o sea, niños tamborileros.

EL PRIMERO

El Niño hace su aparición en la historia local con motivo de la remodelación del parque comenzada en 1923 y concluida en 1925, se cuenta que su figura apareció en un catálogo de sugerencias de una famosa casa de venta de objetos de artes, la J. L. Mott Company, de New York donde la encontró y seleccionó el coronel Francisco López Leiva para que se instalara en una fuente diseñada por él, se compró e hizo trasladar a Santa Clara.

Ya el 15 de julio de 1925, cuando se inaugura el parque Vidal remodelado, con el monumento a Marta Abreu, la pérgola y las noventa farolas que lo iluminaban, el Niño de la Bota, construido con una mezcla de calamina, estaba ahí. Su compra, traslado e instalación se afirma costaron $ 731.83.

EL SEGUNDO

El 1ro de febrero de 1926 se publica el primer número de la revista Villaclara y escoge como diseño de cubierta una foto del Niño de la Bota, pero en ella la bota tiene otra posición con respecto a la original, ahora está hacia adentro. ¿qué le habrá sucedido a la original? En la referida publicación aparece un artículo titulado “El Chico de la Bota” firmado por Crescencio Rodríguez Rivero en noviembre del año anterior, en él celebra tener tan tierna imagen en el parque, aunque confiesa no saber lo que significa y en ningún momento califica la bota como infortunada.

El chicuelo estaría viviendo una época de esplendor, cuando un mes más tarde, en el número correspondiente al 15 de marzo de 1926 otra vez la revista Villaclara hace alusión a él, ahora en una sección titulada “Nuestras Portadas”.

EL TERCERO

El Niño se guardó en la casa del Ayuntamiento. En 1941 se publica “El Álbum de las Villas” y en él ya se habla del busto a Martí en el parque Leoncio Vidal Caro y por ningún lugar se menciona al Niño de la Bota. Pasarían varios años hasta que en 1951 las autoridades municipales toman el acuerdo de reponer al Niño en el parque, el periódico “El Pueblo” se hace eco del suceso, y en su edición del 19 de febrero de ese año presenta el siguiente titular a todo lo ancho de la primera página: «Restituye el Ayuntamiento al Parque Vidal, “El Niño de la Bota Infortunada”»

EL CUARTO

Al triunfo de la Revolución se decide rediseñar el parque, desaparecen las oprobiosas barreras que separaban los paseos para las personas blancas y negras, la pérgola; se cambia de lugar el busto del coronel Leoncio Vidal Caro, que señalaba el sitio donde el mismo había caído. El Niño de la Bota se traslada unos metros más al oeste, frente al teatro La Caridad, y se colocó en una especie de botecito de granito gris y verde que para ese efecto se construyó.

EL QUINTO

Según el investigador Ariel Lemes: “En 1969 desaparece aquel lindo manadero y su primorosa imagen central: el niño tamborilero, tras serle arrancado y perdido el botín y poco después, destruido ambos pies. Así, al no poder sostenerse y quedar yacente, sin funciones como magnífico ornamento público, fue retirado del lugar. Sus restos fueron donados al Museo Provincial, el 7 de octubre de 1970, por el ciudadano Jesús Velazco Fernández.”

Veinte años después con motivo del tricentenario de la ciudad, en 1989, y en medio de un renacer de las tradiciones, es colocado nuevamente en el parque, en el lugar tradicional, él nunca olvidado Niño de la Bota Infortunada, esta vez en una réplica de bronce. Obra, según se dice, del escultor José Delarra. Ahora la punta de la bota no está ni hacia delante ni hacia atrás sino paralela al niño un poco inclinada hacia delante.

Sin duda, pues hoy es todo un símbolo de la ciudad y por doquier se le puede ver como logotipo en los anuncios del comercio particular, estampado en aluminio en bancos de los parques, cubiertas de libros referidos a la ciudad, hasta se publicó uno de ellos dedicado a los niños con el título de “Con el Niño de la Bota” del escritor Luis Cabrera Delgado y en la “Síntesis Histórica de Santa Clara” (2010) se reproduce su imagen a todo color y se le da el tratamiento de “icono de la ciudad”.

 

Escrito por | Redacción TodoCuba

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