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Sabías que existió la mafia china en Cuba

De todos es conocida la presencia de mafiosos norteamericanos en los casinos y night club habaneros pero pocos conocen que también existió una fuerte mafia de origen chino en los barrios de La Habana. En la segunda mitad del siglo XIX comienza a crecer rápidamente el Barrio Chino de La Habana y llegó a convertirse en el siglo XX en el más importante de América Latina. Como parte de esta llegada de chinos a Cuba no solo trajeron consigo su cultura y sus comidas sino también contradicciones y rivalidades políticas. Los principales contendientes fueron al Partido Nacionalista Chino o Kuomintang de una parte y el Partido Republicano o Chi Kong Tong de la otra.



En primer lugar, la sociedad Chi Kong Tong o Partido Republicano, extraña agrupación surgida dos siglos atrás que se declaraba afín a las organizaciones masónicas y ostentaba un credo republicano. Los autotitulados «republicanos» se caracterizaron por sus métodos violentos; fueron muy perseguidos en China antes y después de 1912. La prensa de la época les atribuía numerosos actos vandálicos y los vinculaba al chantaje, la extorsión, el juego y el tráfico de drogas, de opio principalmente. Dentro del llamado Partido Republicano actuaba una especie de pandillas gangsteriles bien armadas, denominadas Tongs o Cuadrillas de la Muerte, supuestamente encargadas de ejecutar los ajustes de cuenta en la lucha por controlar negocios tan lucrativos como el narcotráfico y el juego.

Muchos de los pequeños comercios del Barrio Chino habanero tenían que pagar mensualidades a las sociedades del barrio para asegurar su protección.

 

En contraposición, el Kuomintang o Partido Nacionalista Chino, surgió bajo la aureola de representar lo más avanzado de la sociedad china de principios de siglo. Aunque terminó traicionando la causa popular; durante muchos años ejerció una gran influencia dentro de China y en las colonias de hijos del Celeste Imperio allende los mares.

A mediados de la década del 20 el Barrio Chino de La Habana había experimentado un notable desarrollo, basado fundamentalmente en las actividades mercantiles que fomentaban sus pobladores. A tenor con el crecimiento urbanístico de la capital, el Chinatown habanero había pasado a formar parte de una céntrica zona estratégicamente situada desde el punto de vista comercial. A pesar de su reducido perímetro, el Barrio Chino fue sede de disímiles y prósperos negocios tales, como tiendas y bodegas con mercancías exóticas, zapaterías, puestos de frutas, fondas, trenes de lavado, etc. Existían en el Barrio Chino numerosas sociedades, en su mayoría autocalificadas como de instrucción y recreo, pero eran el Kuomintang y el Chi Kong Tong las que gozaban de mayor influencia y membresía. Según fuentes de la época, ambas agrupaciones reclutaban a sus miembros entre el mayoritario sector comercial, pero al parecer los nacionalistas superaban a sus rivales en el número de afiliados y en peso económico.

A lo largo de la calle Zanja se asentaron los principales negocios y sociedades de origen chino en La Habana.

 

Paulatinamente, las rivalidades dentro del Barrio Chino fueron subiendo de tono. Ya en 1925 ocurrió una sonada reyerta en los salones del Casino Chung Wah, pero fue 1926 el punto culminante de los enfrentamientos. Periódicos de la época e informes policiales se hicieron eco de continuas denuncias y de hechos de violencia protagonizados por ambos bandos, aunque fue el Partido Republicano el que más se destacó mediante el uso de los tenebrosos Tong o Cuadrillas de la Muerte. No obstante las diferencias políticas e ideológicas que separaban al Kuomintang del Chi Kong Tong, lo que estaba en juego era el liderazgo de la comunidad china en Cuba y los enormes beneficios que se obtenían con el tráfico de inmigrantes, el juego al prohibido y los fumaderos de opio.

A juzgar por los datos que se disponen, la tradicional tranquilidad del Chinatown habanero se vio perturbada con la irrupción de inescrupulosos comerciantes que tras la fachada de «honorables comerciantes» actuaban como verdaderos hampones. Unos de estos controvertidos personajes fue Andrés Chiu Lion que llegó a ser uno de los comerciantes más ricos de la zona, dinero supuestamente ganado con el comercio de víveres finos. Sin embargo, contemporáneos suyos lo caracterizan de esta forma: «De jugador de botones llegó a tahur con casa abierta bajo el manto de club político. Se hizo poderoso con el opio, venciendo a sus competidores y posibles asesinos».  Fue un personaje vinculado al Kuomintang. Su asesinato desencadenó una oleada de protestas y acusaciones contra la sociedad Chi Kong Tong y en particular contra su brazo armado, los famosos Tong o Cuadrillas de la Muerte. Diversos cuerpos policíacos emprendieron una minuciosa investigación, y la prensa de la época hizo hincapié en los aspectos más negativos de la vida en el Barrio Chino. Se especuló con la existencia de una «lista negra», integrada por importantes hombres de negocios chinos que debían ser asesinados por los tenebrosos Tong. La directiva del Kuomintang pidió a las autoridades que tomaran medidas para neutralizar la amenaza que para ellos representaban los republicanos.

La entrada original del Barrio Chino era cerca de la esquina de Zanja y Galiano, donde un arco, hoy recreado unas cuadras antes, daba la bienvenida a los visitantes.

 

Ante la magnitud de los disturbios, el Gobierno se vio obligado a tomar cartas en el asunto. La vigilancia policial en el Barrio Chino de La Habana fue reforzada y se ordenó a los gobernadores que procedieran a la clausura de varias sociedades, tanto en la capital como en las provincias. Paralelamente, se realizaron operativos policiacos contra el tráfico de opio y los juegos ilícitos. La corrupción en el Barrio Chino se convirtió en el tema del momento en la prensa habanera. Menudearon los llamados a la disolución del Barrio, clausura de sociedades y deportación de asiáticos. De cualquier manera la sangre no llegó al río. Se tomaron algunas medidas para acallar a la opinión pública, pero el Barrio Chino de La Habana continuó existiendo.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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