Los eternos caminantes de Cuba: Las calles las llamaron su hogar

lunes, 12 de agosto de 2019

A lo largo de la Isla son varios los personajes y personalidades típicas que han quedado inmortalizados como eternos caminantes de Cuba, estatuas que guardan el instante más común en que esos hombres se hicieron inmortales:

Su paso por las calles de la ciudad, como eternos caminantes que llamaron hogar.

La Habana y el Caballero de París

José María López LLedin, el Caballero de París, nació en España en 1899 y siendo muy joven emigró a Cuba. 

Acusado injustamente de haber cometido un robo, cumplió prisión.

Y al salir de la cárcel convirtió en morada propia las calles habaneras, siendo asiduo a Prado, 23 y 12 e Infanta y San Lázaro.

Tras un periodo de mayor deterioro mental, el 12 de julio de 1985 muere en el Hospital Psiquiátrico de La Habana, donde llevaba tiempo hospitalizado.

Casi 15 años después de su humilde entierro.

Los restos del ilustre enajenado se trasladaron a la Basílica del Convento de San Francisco de Asís, tal y como su alcurnia lo merecía.

A la entrada de este lugar, una estatua de bronce, en actitud andante, nos devuelve al Caballero de París.

La obra fue creada en el 2001 por el escultor cubano José Villa Soberón, como encargo especial de la Oficina del Historiador de La Habana.

Como resultado de los continuos contactos con la gente que no pasa inadvertida a su lado.

El Caballero de París tiene en bronce pulido el dedo índice de la mano izquierda y su barba.

El Benny de Cienfuegos. Uno de los Eternos caminantes

El Bárbaro del Ritmo, como se le conoció a Benny Moré, fue también esculpido por Villa Soberón y esta en medio del Paseo del Prado en  Cienfuegos, esta estatua inspiró más de una canción.

Fundida en bronce a tamaño natural, el Benny pasea como otro transeúnte más desde 2004, con su bastón y sombrero.

El gran cantante y compositor nació en el cienfueguero pueblo de Santa Isabel de las Lajas y está considerado como uno de los músicos más internacionales de Cuba.

Junto a su Banda Gigante viajó por toda la Isla, además de México, Colombia, Venezuela, Panamá, Haití y Estados Unidos, para regresar —por siempre— a su provincia natal.

Serapio, el alma de Sancti Spíritus

“Si tú pasas por mi casa, y si ves a mi mujer, tú le dices que hoy no me espere, que yo con Pueblo Nuevo me voy a echar un pie”, así reza el que sea, probablemente, el más famoso de los pasacalles cubanos (ccomposición musical que tocan las charangas y bandas de música en las fiestas populares, generalmente por las calles).

Su autor fue uno de esos hombres de pueblo que a golpe de carisma lograron labrarse un huequito en la memoria popular.

Así era Gerardo Echemendía Madrigal, conocido como Serapio, quien falleció en 2011 a los 85 siendo ya por entonces una de las «personalidades» más populares de su natal Sancti Espíritus.

Por ello, su pueblo lo recuerda como mismo vivió: caminando en el Parque Serafín Sánchez, el principal de la ciudad spirituana, con sus maracas en la mano y los periódicos bajo el brazo, inmortalizado por el escultor cubanos Félix Madrigal.