Las plazas grandiosas de La Habana colonial

viernes, 2 de agosto de 2019

En épocas de la colonia, cuando La Habana aún crecía, se edificaron en la entonces ciudad de intramuros cuatro grandes plazas en las que discurría la vida de entonces.

Hoy, lo que era una villa, ha quedado reducida a la zona “vieja” de la ciudad, donde las plazas marcan puntos en el recorrido que diariamente andan y desandan cubanos y extranjeros.

Plaza de San Francisco de Asís

Es la plaza de la basílica del mismo nombre, aunque en el vocabulario popular a veces suele ser reconocida como la “plaza de las palomas”.

Pues en su fuente central se reúnen decenas de estas aves, atraídas por las migas de comida que le dan y por los trajes de quinceañeras y novias que van allí a tirarse sus fotos.

La Plaza de San Francisco era el centro de la vida comercial de la otrora Villa de San Cristóbal de La Habana; ahora, es el punto de partida para los pasajeros de cruceros que atracan en los muelles de la bahía.

En otra de sus esquinas, se encuentra la Lonja del Comercio, antiguo mercado y sede actual de oficinas para empresas extranjeras y mixtas en Cuba.

Mientras que, en una de las calles que la atraviesan, justo frente a la barroca basílica, “camina” inmortalizado para siempre, el Caballero de París.

Plaza de Armas

Rodeada por El Templete, el Palacio del Segundo Cabo y el de los Capitanes Generales.

La Plaza de Armas fue, tras su construcción en 1584, sitio para ejercicios militares (por ello su nombre) y centro político de la entonces colonia española.

Es una de Las plazas grandiosas de La Habana colonial.

Ubicada justo al final de la calle Obispo, cada mañana se llena de vendedores de libros, afiches, discos de vinilo, en su mayoría de segunda mano.

Las grandes casonas que antes alojaban a los señores más importantes del país ahora son museos y espacios para la cultura, entre los que sobresalen el de Historia Natural y el de la Ciudad, así como el centro para la interpretación de las relaciones culturales Cuba-Europa y las oficinas del Historiador de la Ciudad.

En su centro fue colocado el busto del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes.

Plaza Vieja

Como antes, la Plaza Vieja se mantiene versátil en sus funciones.

Este lugar sirvió como plaza cívica y popular en la época colonial española, por lo que fue escenario tanto de ejecuciones y procesiones, como de fiestas populares e incluso corridas de toros.

Como sello característico, las casas que la rodean tienen grandes balcones, desde los cuales los señores y señoras de antaño (algunos de los más ricos de la nación) miraban las tan diversas actividades que allí se celebraban y que hoy, han cedido espacio para ubicar restaurantes y bares.

Fue en esta parte de la ciudad también donde se construyó el primer acueducto español de América.

El edificio más alto de la Plaza Vieja es el Gómez Villa, en la esquina noreste, que en su piso más alto acoge La Cámara Oscura -de reflexión óptica que gira 360 grados y proyecta una imagen en tiempo real de La Habana con un gran aumento sobre una habitación completamente a oscuras-; al suroeste, se encuentra la Casa de la Cerveza.

Plaza de la Catedral. Una de las Plazas de la Habana Colonial

Para algunos es el sitio más visitado de La Habana Vieja (incluso el expresidente Barack Obama hizo una estancia allí durante su visita a Cuba en marzo de 2016), la Plaza de la Catedral está rodeada por algunos de los edificios más antiguos de la ciudad.

Su mayor punto de atención es La Catedral de San Cristóbal, única en la capital, y con un marcado estilo barroco, aunque sin dejar de lado el eclecticismo que caracteriza la arquitectura cubana.

De noche, las torres de la Catedral se encienden, creando un escenario de gran belleza.