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Las 7 Maravillas de la ingeniería civil cubana: Viaducto La Farola

Sacar a la ciudad Primada de Baracoa de su histórico aislamiento, fue una legítima aspiración de sus habitantes, que desde 1840 habían logrado que la Junta de Fomento aprobara créditos para dicha obra. Pero sería necesario esperar más de 100 años para que dicho objetivo se materializara. El trazado que se escogió, si bien un poco más largo que el tradicionalmente llamado de la Vía Mulata, era mucho más factible desde el punto de vista ingenieril, ya que sólo tropezaba con un obstáculo de 6 Km en la loma «La Farola».



Trazado de la vía La Mulata, proyecto de 1947

 

El macizo montañoso de La Farola, se extiende desde el puente de Guásima, en el poblado de Veguita del Sur, hasta el lugar conocido por El Mirador y exigió profundos estudios técnicos, ya que la montaña está formada por rocas de serpentina, cuyas masas alcanzan en algunos casos hasta 200 metros sobre el nivel de la vía y donde además el régimen pluvial, muy abundante, hacía recomendable utilizar pavimento de hormigón. Por otra parte la serpentina impedía el uso de la dinamita, pues ésta le hubiera restado fortaleza a la roca y provocado deslizamientos.

Trabajadores en plena faena construyendo los caminos en las laderas de la montaña.

 

Los proyectistas determinaron hacer una carretera de 6 metros de ancho de hormigón y en los lugares donde el terraplén no daba el ancho, en lugar de ampliar los cortes en la loma, se levantó un viaducto sobre el precipicio con vigas de hormigón prefabricadas, sobre pilotes del mismo material. La solución contemplaba vigas prefabricadas en forma de T, colocadas perpendiculares al eje de la vía y apoyadas en pilotes de hormigón fundidos in situ de 40 cm de diámetro, con una cimentación en forma de dado, de 1.2 x 1.2 metros y altura variable, anclado a la roca. La obra se inició en abril de 1964 y se abrió definitivamente al tránsito en diciembre de 1965, fue realizada por 514 trabajadores que laboraron en ocasiones jornadas de 17 horas diarias.

Tramo de La Farola en 1955 en la construcción de la anterior via.

 

Hubo acciones realmente peligrosas, en el momento que los martilleros profundizaban hasta 2 y 3 metros en las laderas, para no detener el trabajo, se hizo necesario colocar tablones de madera para permitir el paso de vehículos que transportaban pesadas vigas. En otros momentos cuando hubo sitios donde no se tenía acceso se colocaba una silla en la punta del boom de la grúa y desde esta el operador sentado, casi en el aire, martillaba en el lugar hasta dejar lista la operación. Esta gran obra, con alturas que en ocasiones llegan a 450 metros sobre el nivel del mar, se incluyó en febrero de 1997 dentro de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana.

Fotografía del viaducto terminado donde se lo peligroso del recorrido por las serpenteantes e inclinadas laderas sobre las que se levanta.

 

Escrito por | Redacción TodoCuba

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